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Apóstatas

Apóstatas
La Apostasía es, en palabras religiosas, la negación, renuncia o abjuración de una religión o el acto de un clérigo que prescinde de su condición e incumple sus obligaciones clericales. En términos políticos es la salida irregular de un partido o instituto. Y en su acepción patriótica es la traición a la nación y al pueblo.

Es complicado hablar de apóstatas, porque cada uno de ellos nos daría una docena de razones del porqué han abandonado su credo, su religión o su doctrina. El cambio de ideales es una posibilidad que admite la conciencia de cada uno.

Sin embargo, cuando la apostasía se realiza contra compatriotas, la acción no tiene excusa posible. Si además esas gentes a quienes hemos engañado, nos han elegido para su gobierno y bienestar, la acción sólo tiene un nombre: alta traición.

Ayer nos confirmó un valiente reportaje del periódico El País, pese a las presiones y a las amenazas, que la jerarquía del Partido Popular fue la destinataria de los sobornos o sobresueldos que su tesoreros, desde hace once años, iban repartiendo como prevaricadores reyes magos.

La contabilidad que nos mostró el rotativo es la típica anotación mafiosa de libretita y letra menuda, con iniciales y nombres familiares de aquellos que, periódicamente, iban recibiendo las bendiciones y las mordidas del capitalismo cagón.

Todavía ahora, niegan enérgicamente la veracidad de las anotaciones, incluso tratarán de demostrarlo con los argumentos más demagogos que encuentren. Tal vez las argucias legales o la falta de pruebas puedan salvarles el culo. Pero hay algo que quedará para siempre muy claro: mientras el Pueblo sufre, mientras nos apretamos el cinturón, mientras tratan de quitarnos los logros que tanto costaron conseguir, se estaban riendo de nosotros llenado sus miserables bolsillos.

¿Que los hechos están todavía por demostrar? Disculpen ustedes, pero he dejado de confiar. Pueden decirme lo quieran pero las cuentas en Suiza, después de pasear el dinero por unos cuantos paraísos fiscales, debería taparles la boca. Me da igual que las iniciales de J.M. no sean las de José María Aznar; me importa un comino que la secretaria general sólo haya cobrado un par de veces y le doy una importancia igual a cero que unas veces llamen a Rajoy: M.R. o M. Rajoy o simplemente Mariano, aquí lo vergonzoso es que han trincado la pasta de todos y encima no han declarado a Hacienda.

Cospedal, Rato, Mayor Oreja, Arenas, Acebes y Álvarez Cascos niegan haber recibido los pagos, entonces, ¿quién se ha quedado el dinero? Sospecho que son excusas de apóstatas. ¡Qué curioso que Rato esté en todos los fregaos!

Pero, ¿de dónde salía todo ese capital? ¿Cuál era la fuente de la que manaba la putrefacta agua que encauzaba el listillo de Bárcenas? Los constructores del ladrillazo, tres de ellos ya implicados en el caso Gürtel, y otras empresas, muy agradecidas con la gestión de esos dirigentes, proporcionaban regularmente cantidades, que ustedes, amables lectores, y que yo mismo, pagábamos de más en sus productos, solares y servicios a la Administración. ¿Me pregunto, cuántas empresas honradas, no han tenido su oportunidad, porque les han negado permisos, ayudas y concursos públicos, para beneficiar a los donantes? ¿Cuántos de los seis millones de parados se lo deben a las operaciones supuestamente fraudulentas de esos “mecenas”? ¿Qué parte de responsabilidad tiene en la crisis, la permisividad en los negocios de ladrillo, auspiciada por la feroz mordida?

Han sido once años de trueques, arreglos de trastienda, adjudicaciones al alza, bodas espectaculares y manejos inconfesables. Y todo a costa nuestra, y eso, amigos lectores, únicamente tiene un nombre: Traición.

Han traicionado a su Pueblo, han traicionado a sus votantes, a sus militantes, a sus cargos públicos. Han renegado de sus ideales de servicio a la nación y de su promesa de defender lo público. Apostasía absoluta.

He escuchado en algunos medios, que el hecho de haber recibido esos honorarios extras, solamente tienen un componente inmoral, pero no penal y que los que han delinquido son los que manejaban los capitales y únicamente contra la Hacienda pública. Tampoco me importa que esto sea así. Sin embargo hay una serie de medidas que se deben tomar:

En primer lugar, las empresas embaucadoras e inductoras, no deberían tener nunca más negocios con las Administraciones ni las Instituciones públicas.

En segundo lugar, considerar que los cargos públicos culpables de los hechos han cometido delito de traición y si es en tiempo de guerra el acto delictivo tiene agravante. ¿Y qué más guerra que lo que está cayendo? Ese debería ser el cargo acusatorio para los que se demuestre que ejercieron esas prácticas y los que se beneficiaron de ella. Y eso lleva a un primer paso indispensable si todavía les queda un poco de vergüenza: Dimisión.

Pero, ¿de qué cargo habría que imputar a los mamporreros como Bárcenas? La justicia tiene la palabra

La nieve y el precio de los limones en Argentina

La nieve y el precio de los limones en Argentina

Sé que les sorprende el título pero como en la teoría del “Efecto Mariposa”, partiendo de un juego de sinvergüenzas y tratando de mantener el caos que les beneficie, los jugadores se ven afectados por un hecho impensado, como el conocimiento de una cuenta en Suiza, y esto provoca multitud de impactos en los más impensables estadios. Con una moraleja: no creer nunca más en los jugadores.


Un tal Bárcenas sin oficio ni beneficio (todavía) llega a la antigua Alianza Popular, formación política cuajada de los rescoldos del franquismo, avalado por un tal Sanchís (nada Ángel) que ostenta el cargo de tesorero del partido.

El mentor enseña al joven aprendiz todos los instrumentos para consolidarse políticamente. Saber es poder y corromper es controlar este poder. El partido cede siglas y abre sus puertas a nuevas incorporaciones y se convierte en alternativa y más tarde en partido de gobierno. Todo cambia, ya no se trata de un grupo tardofranquista sino en un partido demócrata y con capacidad de dirigir a este sufrido y atormentado país.

Pero hay algo que continua inalterable, el tal Luis Bárcenas, el rey del sobre, y no me refiero a ningún sopicaldo, ha sobrevivido a la purga de otro tesorero famoso, Rosendo Naseiro, un corrupto que ya tuvo que ser defenestrado, y ahora nadie puede apartarle de sus manejos, tal vez porque sabe demasiado.

Ese detalle de mantenerlo año tras año con el poder económico, le ha permitido convertirse en el conocedor de los más íntimos secretos de los altos cargos de los populares. Pero no para ahí la cosa, las cuentas de Suiza… -“voy a la montaña”, decía el tío en sus viajes a la capital helvética -, las manejaba a su antojo y eso le permitía “devolver” favores, como a su mentor Ángel Sanchís.

Como el efecto del imperceptible movimiento de alas de una mariposa, han subido los precios de las frutas en Argentina – dónde tiene las explotaciones agrícolas Sanchís – , han nombrado consejero de Telefónica para Sudamérica a Rato, nieva en toda Europa, la Unión Europea sigue hablando del incumplimiento de déficit y el PP pide, insistentemente, una comisión anticorrupción.

¿Y que tendrá que ver una cosa con la otra? Se preguntaran ustedes. Sé que es difícil ver las connotaciones pero seguro que las hay, y les voy a poner un ejemplo:

Uno se creía que la estructura del PP era la de un grupo de gentes decididas a practicar el capitalismo que representaban. Su misión era, junto con otros partidos europeos del mismo talante, hacer retroceder los logros sociales conseguidos en los últimos cien años; salvar a la banca de su ineptitud y ruina; alienar a las gentes con el consumo desmedido y prepararles para la insolidaridad, es decir: regresar a los tiempos de la burguesía y de la explotación. Mi amigo Paco era incluso más extremista, su teoría hablaba de una internacional fascista con el objeto de joder a los de siempre.

Pues nada de eso. El caso Bárcenas ha demostrado que no son ni tan inteligentes ni tan malvados, ni tan ideólogos. El caso Bárcenas ha demostrado lo que son, llana y simplemente, unas pobres gentes – espiritualmente hablando -, tratando de encontrar su lugar en el sol, utilizando sus pobres recursos mentales en llenar su bolsillo, hacer negocio prevaricando y corrompiéndose unos a otros. Esperando con impaciencia los alados sobres de Bárcenas, que como mariposas, pasan de sus velludas manos a las manos de dirigentes que cada vez piden más esfuerzos al país, mientras ellos, indiferentes, mueven sus alitas.

Y de ese vuelo sutil y vergonzoso, sus malignos efectos matan ilusiones y repercuten en la vida diaria de todos. Unos se quedan sin casa, otros sin trabajo, muchos sin sanidad; algunos sin poder acceder a la Universidad; todos, sin esperanza. Y parte de ello, es el corolario del simple vuelo de millones de euros a la montaña, como diría Bárcenas, y al bolsillo de los indeseables. Recuerden la moraleja del cuento.

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