Poesía

Ola en tierra adentro
Ola en tierra adentro es un poemario escrito desde la nostalgia sentimental, que no kilométrica. Está construido con material sensible: de la misma materia con que se forjan los sueños.
Se compone de cuarenta y seis poemas, y de algunas “marejadillas”. Catorce poemas son, olas de mar; diecisiete, gritos de amor y del cielo; y el resto, de barcas y pescadores.
Están mezclados, expresamente, en la búsqueda de la complicidad del lector, para que averigüe quién es quién – los poemas tienen alma y, por tanto, personalidad -. En todo caso son parte de la idea del poeta y patrimonio vuestro, sin que ninguna hacienda pública pueda exigiros declaración por ellos.
En el blog podéis leerlos completos y también escucharlos, incluso uno de ellos, Mundos distintos, que ha terminado siendo la letra del bolero de Luzmila Mercerón, lo podéis oír cantado por ella misma o buscar los poemas en youtube: http://jordisiracusa.es/wp-admin/post.php?post=53&action=edit&message=1
Deberíamos querernos
Dejé mi mar inundado en sentimientos.
Anhelé un mundo mejor y dejé la mar.
Pero siempre fui ola en tierra:
Aire marino entre riberas y bosques.
Y luché.
Luché por cambiar las injusticias de la tierra
y el inmenso océano de la desigualdad.
El tiempo me dio más recursos
más experiencias, más desengaños
y sin embargo, sigo siendo igual de confiado.
Tomé el conocimiento y otros el poder
porque yo soy mar y libertad, y ellos:
tierra, oportunidad, hacienda y muro.
Hoy vuelvo a la mar:
me refugio en el inmenso acuario del agua.
Sólo quiero gobernar mi libertad.
Sólo deseo administrar mi corazón.
Sólo pretendo manipular a mis pesadillas
para reconvertirlas en sueños.
Aquí me refugio y, -¿me perdonáis?-
no vuelvo a dejar la mar.
Regreso para ser parte del Mediterráneo
sólo exijo el espacio de mi playa amada
y un horizonte claro y despejado.
He sido ola en tierra adentro y ahora, por fin, regreso.
Sólo pretendo escribir lo que leéis:
un cuento, una historia, una canción
contaros mis pensamientos
solo,
asomado a la mar.
Sin embargo, pienso en ti
Sin embargo, pienso en ti.
Entre las luces del amanecer de las sensaciones,
desafiando el aviso de los dioses,
en plena borrasca de la vida,
pienso en ti
Entorné los ojos con la llegada de las últimas estrellas,
las más lejanas, las de fulgores perdidos más allá de tiempo
y supe que eran mis silentes cómplices.
Sin embargo, pensaba sólo en ti
Me delató la aurora, ojeroso y distante,
sin un horizonte aparente,
sin versos pendientes,
saliendo indemne de mis propios sueños,
libre
Y sin embargo -el cielo lo sabe-,
pensando en ti
La esquina del mar
Para Judith
Aquí me tienes mar, en la otra esquina.
Tú en base con el cielo
haciendo horizonte al firmamento
yo, pie en tierra, en la arena
justo en la otra esquina,
en la de enfrente.
Aquí me tienes, mar, como un amante
esperando a que llegues a mi esquina,
con un ramo de rosas de la tierra,
que tú me traes la espuma de tu risa.
Aquí me tienes, mar, en la otra esquina
esperando el abrazo de tu brisa.
Preguntas de madrugada
Para la musa que vigila mis sueños
¿Y si te he soñado
y si no existieras?
¿Y si tus besos son sólo ecos de bocas que ya he olvidado?
¿Y si tus gestos son viento
y tus andares mareas?
¿Y si todo cuanto dije no encontró quién lo escuchara
y todo lo que te di no tuvo destinatario?
Mas luché en mi ensoñación
para soñar que soñaba que no te había soñado
Me he despertado feliz, vivo, y enamorado
a mi lado estabas tú:
¡tan real, como el beso que te he dado!
La niña y la mar
A Thalía y a las niñas poetisas
En la ventana que sueña al mar está la niña;
la bruma de sus cabellos cae sobre los hombros adolescentes, suspira.
Sus hermosas pupilas vigilan la mar.
Hay reflejos de luz en el agua azul de cristal tranquilo;
sobre el rizo de las olas hay destellos de plata,
espejos de mar que despiertan suspiros.
En el puerto un barco:
madera pulida, aparejos listos, vestido el mástil.
El velero, alegre, presiente una nueva aventura
desea que leven su ancla dorada
hacia playas nuevas tras estelas blancas.
Reflejos de luz el poder ser libres
encontrar la vida, ensanchar el alma.
Desde el muelle la niña observa la marcha;
con blanca mirada azabaches ojos vuelan con la nave.
Me siento a su lado.
Ese barco va lejos, pero no supera a tu fantasía.
No te quedes por siempre en el puerto
siempre aquí, en la orilla;
busca tu distancia en lejanas playas, en mágicas islas,
dentro de tu alma…: ¡búscate a ti misma!
La niña sonríe, los dos nos quedamos mirando al velero.
Su ancla dorada emerge del agua:
destellos de oro sobre olas de plata,
reflejos de mar sobre el casco que baila.
Yo me vuelvo a casa y dejo a la niña junto a su ventana:
¡No olvides tu isla, no olvides tu playa!
vuela por encima del tiempo que pasa
recuerda que pronto llegará el mañana.
Reflejos de luz, poder ser libres
encontrar la vida, ensanchar el alma.
Hay luz sobre el puerto,
luz en las miradas
luz en la ventana
donde ve la niña el mar y la playa.
Reflejos de luz en los rizos del agua
y en las olas que al viento salpican la cara,
al llegar la aurora de cada mañana.
Hoy llueve
Para José Luis, global y amigo
Hoy llueve.
Sobre la arena el tintineo del agua
dibuja pequeños cráteres.
Hoy llueve y me refugio en casa.
Mis dedos, desobedeciendo a mi cerebro
– a la parte inteligente de él –
han buscado el mando a distancia.
Y un sinnúmero de cosas absurdas
han desfilado por la amoral pantalla.
Personajillos y pseudo periodistas
daban su opinión sobre la muerte,
y una tétrica y estruendosa carcajada
se ha podido escuchar vía satélite.
Un montón de concursos recurrentes.
Gente ociosa, aspirantes a estrellas y estrellitas
chafarderos indomables, vividores, putañeros y rameras.
Bastardos de reyes sin corona y supuestos nobles.
– para su salud y fortuna hijos de lacayos –
Hipocondríac@s, histriónic@s, histéric@s… histólogas.
– por su uso y abuso de la hipertrofia del tejido orgánico –
Patéticos, patrañeros, patrocinadores y patriotas
todos, en un sinfín de banales estupideces.
¡Muchas de ellas pagadas con dinero público!
Miro por la ventana: llueve.
Cambio el mando por el paraguas y vuelvo a playa
la lluvia sigue repicando sobre la arena,
una infinidad de pequeños montículos se hacen y deshacen.
Os aseguro que es muy interesante.
La Rosa
A un recuerdo de Octubre
Hoy he visto una rosa flotando en la mar;
una rosa de tierra adentro sumergida en la mar.
Todavía hay pasión en sus colores:
blanco de nácar, rosa, y el tronquito verde cargado de espinas
que no pudieron evitar que fuera cortada, arrancada del rosal
y que a la mar viajara.
No puedo dejar de preguntarme:
¿Prenda de amor que se lanza al agua? ¿Desdeño de amante?
¿O simple promesa de marino,
promesa olvidada al partir la nave?
Quizás una novia, después de admirarla,
la lanzó a la mar pidiendo un deseo
y lleve escondido un beso de amante.
Quizás algún niño la vistió de juguete
que cambió por playa al llegar al agua.
No sé, no adivino, tan sólo presiento
que si la belleza de esta flor marina me ha llegado dentro
quizás a la fauna del Mediterráneo le parezca hermosa.
Sería bonito que, entre las algas,
creciera un jardín de rosas terrenas
y con el color verde y azul de las aguas
se mezclara el blanco y rosa de la flor amada
y un tronco de espinas… para sujetarla.
Entre pensamientos la rosa encantada se ha ido alejando.
Sus pétalos flotan y con la corriente se van separando,.
buscando la página que les corresponde en el Mediterráneo.
Mensajes de Septiembre
A un once de septiembre
Mi mar me ha traído
mensajes de otro mar,
estallidos de pena de otro pueblo,
lamentos de Manhattan.
El techo del mundo se ha tambaleado
y han caído los gemelos de Nostradamus.
El núcleo del corazón de las finanzas
no resistió el calor del impacto fiero
y las vigas de acero se doblaron – ¡oh, paradoja!-
como el pobre se dobla frente al poderoso.
Estallidos de pena y de lamento
por el amor propio acuchillado,
por un montón de muertos inocentes
y por no poder evitar lo inesperado.
Mi mar me ha traído más mensajes
de otros pueblos y de otros lamentos:
Palestina, Argentina, Vietnam, Cuba
¡Chile! que tuvo también su once sangriento;
pero éstos ya están acostumbrados al desconsuelo:
no tienen supermisiles, ni armada, ni dinero…
ni “genuina” libertad;
ésos están al Sur de la zona cero.
El día en que los viejos dioses murieron
Con mi más profundo respeto para los creyentes… y para los agnósticos
El día en que murieron los viejos dioses,
yo estaba paseando por la playa.
Ni tormentas, ni rayos, ni centellas,
ni tan siquiera trompetas estridentes.
El día en que murieron
ni filósofos, ni teólogos, ni historiadores, ni periodistas
supieron hallar justificables argumentos.
Se trasformaron los templos y lugares de culto
en museos, colegios y hospitales;
en salas de estudio y de debate,.
en bibliotecas, hemerotecas y teatros;
algunos, en paradigmas arquitectónicos e históricos.
A partir del día en que murieron,
tuvimos que llamar a las cosas por su nombre:
Al sexo le llamamos sexo;
al deseo, deseo;
al vicio, vicio,
y a los ladrones, según la categoría,
chorizos, banqueros o grandes financieros.
Y olvidamos la palabra pecado.
También cambiamos las excusas y las hipocresías;
las guerras fueron por lo que siempre han sido:
por el poder y el dinero.
Los miedos sólo fueron miedos;
los poderosos lo fueron en su nombre y para sí mismos
y ése fue su verdadero purgatorio.
El día en que murieron los viejos dioses,
nos quedamos sin semanas santas, sin sabbad
sin chantras, sin resurrecciones, sin mitologías.
Sin diablos ni malos espíritus, sin seres de ultratumba,
los paraísos ya no estaban perdidos
y se apagó el fuego del imposible infierno.
El día en que murieron,
los predicadores enmudecieron;
quedaron en paro un millón de monjes, rabinos,
sacerdotes, imanes, sacerdotisas y ascetas;
se disolvieron las sectas, las iglesias reformadas,
las obras místicas y sus negocios de trastienda;
muchos se sintieron huérfanos
mas, sin embargo, ¡herederos!
El resto conservamos los recuerdos
los salmos, los escritos, las canciones;
el buen hacer de muchos honestos creyentes
y el respeto por los humanos profetas
que predicaron la paz y las fraternidades.
Y perdonamos a los que en nombre de los dioses muertos,
a tantos vivos atormentaron.
El día en que murieron,
andaba yo paseando por la playa,
el firmamento no se quebró desesperado
y la mar estaba en calma;
unos niños en vez de rezar, cantaban.
Mas ese mismo día en que los viejos dioses murieron
empezaron – válgame el cielo – a inventar otros, de nuevo.
¿Os lo he contado?
A ese amor del que necesitas hablar
¿Os he contado cómo es ella?
¡Vaya qué olvido!
¡Ah!, ¿os lo he contado?
Bueno, os lo repito:
El viento la espera tras la talanquera
para airear su falda y silbar su encanto;
el río calla para oír su risa,
que contagia dicha y provoca el verso.
¿Os lo he contado?
El camino sueña cada mañanita
que no lleve prisa
y su paseo sea largo y soleado.
¡Ah!, ya os lo he contado.
La colina se asoma a la verde pradera
y relata sus leyendas… para distraerla.
El árbol anciano se sonríe al verla
y agita sus ramas cuando pasa cerca.
¿Os digo de nuevo…?
Es cómplice del viento, amiga del río;
comparte su dicha con pradera y árbol,
colina y camino… primavera y cielo;
todo cuanto veo me habla de ella.
Y yo os lo cuento
Pero… ¿ya os he contado cómo son sus besos?
La estación
Para Jeannette y Víctor
El pueblo tiene una estación,
que no sólo el mar te lleva lejos.
Es pequeña:
los trenes pasan y pasan pero no todos se detienen.
El tráfico cruza y descruza la pequeña estación
como una marea.
Hay un numeroso tendido de cables eléctricos
extraño bosque de troncos desnudos
tupida tela de araña electrónica
que une una estación con otra…
y con otra, y con aquella más lejana.
Unas viviendas asoman luz de hogar
a la casa grande de la eterna espera.
Porque siempre hay alguien, alguien que espera,
alguien en tránsito en la estación pequeña.
Sospecho que algunos viajeros
no son más que espíritus en continua espera
de un tiempo y viaje para el que no están listos
de una salida que nunca les llega
y hasta que la encuentren… ¡esperan!
Observad atentos cuando un convoy llega.
Algunos viajeros, de pie en el anden, con mirada ausente,
ven que no era ése el tren de su vida.
Y en su rostro aparece una extraña mueca:
la marca del tiempo que deja la espera.
Y se va el futuro;
se marcha y se aleja a velocidad de expreso…
sin billete de vuelta.
Sentaos en un banco de la estación pequeña
y escuchad los avisos que en el aire vuelan.
Cuando la cantinela de los altavoces anuncia un arribo,
todos los viajeros quedan en silencio
tratando de oír la oración monótona que ni viaja ni sueña.
Y uno se pregunta:
¿Podrán estas voces entonar canciones
decir unos versos o mecer a un niño?
¿O sólo se trata de sonidos roncos, de gargantas sin alma,
de ecos de la espera?
De pronto el tren llega y vacía su vientre de prisas y de sueños
y vuelve a llenarlo con promesas nuevas.
Prestos suben todos;
yodos con recuerdos, todos con vivencias,
con sus ilusiones,
en tránsito todos
con el equipaje de muda y de seda
con el que es visible y el que el alma lleva.
Y es que para algunos terminó la espera.
Y allí en la estación quedan
los que no subieron al tren que se aleja,
los de otros destinos,
y aquellos espíritus que todavía no encuentran
su lugar y su tiempo, ni el mejor camino.
A veces, la espera nos parece eterna.
Gaviotas
A Richard Bach
Una llamada a la vida es el graznido que lanzan las gaviotas
rompiendo escandalosas la madrugada.
Todo se despierta en el continente
mientras las barcas de pesca regresan victoriosas.
Gaviotas.
Descienden en su vuelo como dardos, muy cercanas;
rozan con sus alas el casco de las naves;
picotean en cubierta buscando restos de la pesca;
se zambullen a por peces vivos desde el aire, ansiosas
como quien busca verdades.
Se cruzan y entrecruzan en sus vuelos;
son un millón de picos hambrientos
con el solo propósito de llenar el buche,
obsesas del consumo y del banquete.
Sobre las rocas parece que reposan;
sin embargo, están preparando una nueva salida
que les dé viento y presa. ¡No hay otros desafíos!
Cada vez que las veo, me pregunto:
¿Habrá entre ellas un nuevo Salvador Gaviota
alguien que pretenda superar la barrera de su esencia,
que quiera cambiar su vida, mejorar su suerte y la de los otros?
Esa “suerte” a que les condenan los que imaginación no tienen,
aquellos que pretenden sociedades de un solo barro:
obediente, disciplinado y moldeable.
Aunque sea cierto que la libertad se consigue volando,
debemos saber escoger vuelo
averiguar si ese el espacio que andamos buscando,
si es nuestro vuelo.
Y preguntarnos: ¿Quién gobierna arriba?
Que no nos engañen con alturas mezquinas
velocidades pobres, libertades condicionadas, democracias vigiladas.
Queremos sentir que volamos muy altos,
con el aire en la cara.
Libres, responsables… y sabiendo
que el cielo está a nuestro alcance.
Presuntamente
A Vicky
Presunto el corazón bate en la ola
presunto de salitre y de latidos.
Y la mar, presunta vida eterna,
ofrece sus caminos y su vida.
Presunta libertad tiene el poeta
de cantar a la mar y a sus caminos
y decirle a la brisa que la quiere…
si alguien puede amar a un viento o a una risa.
Presunta dentellada de la vida
que llega del océano del sentimiento.
Presuntas tormentas del destino
que calan en el mar de las heridas.
Presuntamente, y según se mire,
puede uno estar dentro o estar fuera,
depende del latir de las consignas
y del batir de amores y de besos.
Presuntamente la mar esté atrapada
entre paredes de la tierra altiva
o presuntamente está la tierra enlatada
entre muros de aguas y de orillas.
Presunto, el corazón bate en la ola
presunto de salitre y de latidos.
Marejadillas
Para cantarlas con mi coro, con permiso de Fermín
Al perpetuo murmullo del agua
al eterno golpear de las olas en las rocas
hay que añadirle pasión y fantasía,
como a la vida.
***
No te fíes de la mar tranquila
del que “bien te quiere”
del amor eterno de una primavera,
de los predican a ese dios tan bueno.
***
… mas, navega libre en tu barca,
goza de la amistad buena,
ama cuanto puedas
y escucha al que reza,
aunque tú no creas.
***
La risa, la luz que ilumina las miradas,
está hecha del motivo de la dicha:
es nuestro otro yo que se asoma descarado,
es la cara de la moneda de la vida.
***
¡Vayamos a la mar a por venturas,
busquemos más allá del horizonte,
que, por fortuna, la mar no entiende de fronteras!
***
Te presiento, vives cerca;
miramos el mismo cielo,
pisamos la misma playa,
pensamos las mismas cosas.
Pero no nos conocemos.
Para amar no es necesario pasaporte,
ni partida de nacimiento, ni certificados,
y aunque luego vengan los de siempre
a pedirnos sellos y visados,
decidles que vuelvan mañana.
Y procurad que mañana esté cerrado.
***
La vi pasar tan morena
que tuve celos del agua,
de la playa y de la arena.
***
Creí haberte olvidado.
Me desperté de repente
con tu nombre entre los labios.
***
¿Piensas que la juventud
es un don que merecemos?
Pues merecemos poquito;
enseguida la perdemos.
***
¿El tiempo todo lo cambia
o sólo cambia la vida?
***
Hay un lugar encantado
que no precisa banderas.
Donde habitan las palabras
cuando éstas son sinceras.
Construido de materia
con la que hacemos quimeras,
con la que parimos sueños;
es decir, polvo de estrellas.
***
Nadar es como volar:
flotas sujetado al elemento
que luego te hace soñar.
¿Qué importa si el fluido es liquido o es gas?
Lo importante, amigo mío, es que podemos flotar.
***
Y va pasando la vida…
La poblamos de recuerdos,
de penas y de alegrías.
Pero jamás olvidamos
las poesías sentidas.
***
Estar en la escuela era
como estar en la pecera:
enseñaban a nadar…
pero el mar estaba fuera.
***
Toda belleza tiene,
con permiso de las musas,
motivo para cantarla,
excusa para escribirla
y razón para sentirla.
***
Miradas de ida y vuelta:
tus ojos se van contigo
pero tu mirada queda.
***
No olvides estas tres cosas:
que te quiero
que me quieres
y que mañana es presente.
***
Mira al cielo el campesino
esperando ver caer
el agua que tanto espera.
¡Cuánto le cuesta llover!
Y mira el creyente hacia el dios
esperando una señal.
Fija en su retina está
una azul inmensidad.
***
Los vientos, allá en la mar
pueden salvar una vida.
El pescador sabe bien
por qué tanto al cielo mira.
***
Esperamos que, de arriba
nos den arreglo y presentes,
pero la lucha está aquí,
aquí abajo, como siempre.
***
¡Aquélla nube, qué hermosa!
suspira la enamorada.
No se da cuenta que anuncia
tormentas de madrugada.
La noche, brillo estelar,
nos permite contemplar
a mil soles y a una luna
¡Qué tremenda soledad!
***
El infinito se extiende
de igual forma sobre el hombre
no importa que sea rico…
pero sí que sea pobre.
***
Amanece siempre igual
para estúpidos y sabios;
lo difícil es saber
quienes verán el ocaso.
***
Inquieta melancolía
de lágrimas pasajeras;
detrás del sol que se oculta
brillan millones de estrellas.
***
Como aguas que mansas se adormecen
y en ellas los astros se reflejan,
así mi mirada en tus estrellas
se pierde buscando tus miradas.
***
Del rojo manantial de las pasiones
nace el dolor más dulce, el más querido,
si como dolor es entendido
el sentimiento que abrasa y es prendido.
***
La tormenta
Para Gloria y Concha
La tormenta es el grito del cielo
y la pesadilla del mar:
pesadilla y grito en la soledad.
La tormenta es grito del rayo en la noche
rompiendo los tules de las nubes grises,
desgarrando el cielo con luces de asombro.
Y la lluvia cae a bandazos locos,
al compás del trueno, asustando al mar.
La luna esconde entre algodón rojo
las formas extrañas de la tempestad,
y un velero baila la danza del miedo
suplicando al cielo, sujetando el mar.
La tormenta es grito, pesadilla y miedo
del viento que agita al trueno, al rayo, y a la soledad.
La nave sortea la encrespada ola
buscando a una luna que escondida está.
Embrujan al agua feroces destellos
y el cielo parece querer naufragar.
¡La tormenta es grito de dioses y hombres!
Pero poco a poco renace la calma
y se aleja el miedo y la soledad.
El grito se torna en susurro lento, en regreso a casa.
Las serenas aguas conducen la barca a puerto seguro,
besando la mar.
De un mar
A mi padre
Me siento de un mar.
Sé que mi mar no es el más grande
y quizá no sea el más bello, pero es el mío; lo reclamo.
Mi mar, cada mar, tienen su espejo y su alma,
algo que les hace diferentes y distintos.
Mi mar tiene su espacio en la Geografía y en la Historia;
geografía e historia muchas veces compartida con otros mares:
páginas comunes para destinos comunes.
El Mediterráneo es mi mar
baña siempre las mismas costas,
le envuelven los mismos litorales.
Desde la memoria de los siglos llega puntualmente a todas sus playas
mientras hombres y paisajes cambian y mueren.
Su vientre es vida: flora y fauna propia que le distingue de otros mares
Y lo diferencia de otras aguas
que no son ni mejores ni peores, sólo distintas.
Para mí es el más hermoso y su cielo el más azul que he visto.
Pero debo confesar que no he visto todos los mares,
ni me he bañado en todas las playas, ni he mirado todos los cielos.
Y sé que no tendré tiempo de hacerlo.
Por tanto, perdonad mi juicio totalmente subjetivo
guiado por el amor y la libertad de decisión.
Soy de una mar y de un tiempo: el mío
y el vuestro, si queréis,
porque quiero compartirlo con vosotros.
Aunque cuando me leáis
haga ya mucho tiempo que soy Mediterráneo.
El mejor timonel
A Bárbara y a Patricia
Un alma a la deriva, una sombra de velero,
un mástil roto era Manuel.
Manuel tenía un recuerdo.
Un recuerdo triste que compartía con los vientos: un amor.
La había amado tanto como a la libertad y a la mar.
Ella asoló su corazón cuando mejor cosecha tenía,
escoró la nave de su vida
y rompió un mundo común que habían inventado.
Y el mejor timonel se refugió en la escotilla de la soledad,
rodeado de vapor de alma y sumergido en alcohol.
Un día la tormenta sorprendió a su barco.
Tambaleando por la bebida, cogió el timón;
sus manos no le obedecieron.
La nave, sin rumbo, quedó a merced de las terribles olas,
llorando al viento.
Pudo ser una tremenda desgracia.
El mar, compasivo, embarrancó el navío sin hacerlo suyo.
El mejor timonel dejó su oficio.
Vagó y vagó por puertos y cantinas recordando a la mar
olvidando aquellos ojos que le hirieron.
Un día, descubrió ternura y caricias en las manos de otra mujer.
Encontró risa en sus albas y suspiros en sus noches.
Y se vio en otros ojos y besó otros labios.
Rompió las botellas, rescató el alma y volvió a la mar.
El mejor timonel lleva de nuevo la nave
por caminos de bonanza y estelas de futuro.
Sus recuerdos vuelan hacia la amada que le espera, allí, en el puerto.
Los vientos alisios soplan calientes y felices.
Hoy he dormido en la playa
En recuerdo de Karina
Sobre una vieja barca
cansada de navegar,
me sentí hoy soñoliento.
Y con Morfeo quedé
mirando el circo de plata
resbalando en el cristal.
Y soñé sobre la barca,
en la playa, junto al mar.
Compañeros de acampada,
pescadores, ¡qué paciencia!
con la caña y el sedal
a lo largo de la orilla
y esperando la señal.
Hoy he dormido en la playa
y los peces en la mar.
He despertado entre velas,
oliendo a brea y a sal,
imaginando horizontes
¡Qué hambre de navegar!
Hoy he dormido en la playa…
mañana lo haré en la mar.
El silencio
Para Paula y Raquel
Me gusta el silencio cuando es deseado.
Me gusta en las madrugadas
cuando las desoladas playas son todo silencio.
Un silencio sólo roto por el golpe de las olas
tratando de parir una nueva Afrodita.
El golpe de las olas no es ruido, es música;
murmullo de platillos y redoble de timbal: música.
Es la música que acompaña al recuerdo:
la música del silencio.
Al amanecer, los gritos de las gaviotas y los rumores de la costa
disfrazan definitivamente mi silencio.
Sin embargo, ya es tarde, ya lo he vivido
ya he sentido esa paz y ese abrazo interior
que producen la ausencia de ruidos.
En busca del pequeño milagro del silencio, sabio y elegido
salgo a la mar.
La costa es una pequeña mancha en el paisaje lejano, un suspiro.
El motor se detiene
y las velas toman el relevo cómplices del viento,
amando el silencio que la calma marina les proporciona.
Las olas, frescas y calladas, me iluminan el rostro.
Dicen
– los vencedores-
que el silencio es la compañía de los vencidos.
La verdad es que el silencio permite la mayor victoria:
Oír al otro yo que llevamos dentro, y comprendernos.
La barca del pescador
Para Mamen novia del mar
No entiende de lujos, ni sabe de adornos;
todo lo que lleva tiene su destino para la faena.
Es risueña y bonita, como una doncella.
Su nombre de guerra es el más sencillo,
es nombre de viento: Garbí, Tramontana, Mistral o Levante,
o nombre de novia: María, Rosita, Carmen o Maite.
La quilla de roble, cuadernas de pino con aroma a brea,
vestida de verde, de azul o de perla: ¡Qué bonita queda!
La barca del pescador, sencilla y austera,
cargada de redes, nudos de esperanza.
Para levar lista… y para ser amada.
¡Y tú mar la esperas!
como a aquella novia que alegra la vida y llena de dicha,
porque junto a ella surge cada día un nuevo prodigio,
una vida nueva.
Mas tu inmenso regazo tiene mil sorpresas.
Tus aguas tranquilas pueden convertirse en feroz pesadilla,
en brutal tormenta que asuste a los hombres
y lleve a la barca, como cascarón, por donde Eolo quiera.
O quizás la noche pueda ser tranquila,
y extiendan las redes en el agua mansa y quieta.
Y de tu regazo, dulce mar amiga, saquen la riqueza
y llenen la barca pequeña y discreta.
Al llegar a puerto,
cargada la barca de frutos de mar y deber cumplido,
pasará orgullosa entre aquellas otras de nombres sajones
y potentes motores:
vanidad y espejo de los nuevos ricos.
La viuda del mar
Homenaje a Alejandro Casona
Subiendo la cuesta del cementerio la he visto.
Era la viuda del pescador – una de tantas-,
callada y fuerte; sobre todo, fuerte.
Desde el sencillo cementerio se ve el mar.
Es el mismo mar que le devolvió a su pescador
roto como un pelele
el mismo mar al que ella quiso tanto.
Dicen que es doble viuda:
viuda del pescador, viuda del mar.
Ya no tiene ni al uno, ni al otro.
Amó a ambos y a ambos ha perdido:
uno, en la tormenta; otro, en el horizonte.
Porque esa cinta azul
ese trazo ondulante de costa, al pie del cementerio
dejó de ser su mar,
y ahora tan sólo es un paisaje,
un recuerdo, una pesadilla.
A la viuda del mar no se la ha visto llorar;
sin embargo, sé que llora.
Y sé que el mar, cuando la oye, llora también;
llora con dolor de plata y lágrimas de sal,
llora con el llanto del culpable.
¡Se quisieron tanto la viuda y el mar!
Tu danzas, yo sueño
A Miguel Sesma y a sus improvisaciones
Danzas y rompes con tu cuerpo
el lugar y el tiempo.
Giras como gira la tierra.
Y ondulada en sueños
te vas y regresas
como una marea de espumas y besos.
Noto mis sentidos
cómplices y tiernos,
y en la piel, el fuego
que encienden tus senos:
sensuales lunas
de baile y deseo.
Danzas.
Tus manos reclaman
el tacto del cielo.
Tus dedos prolongan
el salto imposible
lleno de belleza
y de feliz regreso.
Danzas.
Y vuelo contigo
a un mundo de espacios
rotos por tu cuerpo.
Tú danzas, yo…
sueño.
Lluvia
Para Nathalia
El mar ha tomado un tono gris, como el del cielo.
Cúmulos formando un extraño cortejo
de novias de velo largo acompañando a la luna.
Lentamente, el disco plateado ha ido cediendo
y se ha dejado envolver entre sábanas.
Aquellas nubes, aparentemente corteses,
se han transformado en grandes nubarrones
de mitológicas apariencias.
Y el día ha llegado huérfano de sol,
con una extraña bóveda ausente de pájaros y de luces.
Las olas se han encrespado cuando el cielo se ha cerrado
y el dios de la lluvia ha llorado sobre la tierra y el mar.
Y grandes deben de ser nuestros pecados,
o mucho el vapor de agua acumulado,
porque la cortina tenue del principio
ha dado paso a una catarata de gruesas lágrimas.
La tierra, dichosa, acoge el don de la lluvia.
La mar, madre de todas las aguas,
abre sus brazos envueltos de espuma a sus hijos.
Ríos, arroyos y torrentes cargan sus caudales,
depositan su cristalina ofrenda de música transparente
en valles, campos, sembrados y cultivos.
Flores y plantas canturrean a los sones de ésta misma música.
En el jardín, la lluvia ha multiplicado olores y colores.
las últimas gotas resbalan por pétalos y hojas
hasta empapar la tierra.
Un sensual aroma de tierra húmeda y fértil invade el espíritu.
Las aves aparecen tímidamente;
son como pañuelos de colores que secan el plañir del cielo.
La postrer perla se ha detenido en mi mano
y el sol me la ha robado para devolvérsela a la Mar.
Os cuento como es la mar
A todos los amigos de DFA
A los que buscáis respuestas
sin poderlas observar,
a los que oléis la rosa
mas no la podéis contemplar,
quiero contaros – si puedo –
los colores de la mar.
Imaginad un enorme espacio
tendido como un cristal,
cuajado de hermosos brillos,
¡una sábana sedosa!
de un cálido trasparente
con los tonos de la sal
jaspeados por los vientos.
A los que imagináis horizontes
sin poderlos otear,
a los que tenéis esta percepción sensible
superior a visionar
quiero contaros – si puedo –
los matices y pigmentos
que tiene mi amigo el mar.
Imaginad una alfombra
que podéis chapotear,
de la que saltan mil luces,
en las que el sol se refleja.
¡Una sinfonía acuática!
Que cuando el sol se retira,
toma el relevo la luna
y muda en plata el oro
del pentagrama del mar.
¡Ay si yo pudiera contaros cómo es la mar!
Escuchad cómo rompen
las olas en la escollera,
cómo llegan a playa
cansadas de navegar
y sin embargo, risueñas.
Una en pos de la otra, en sinuosos desfiles,
en vaivén encarrujado una tras otra se elevan,
y al chocar todo es espuma, belleza y magia;
y luego, mansamente, en retirada regresan
al regazo de la mar.
¡Ay, si uno supiera contaros la alegría de la mar!
Imaginad al cielo besando
la enorme cara del mar.
Y a ese horizonte eterno
salpicadlo de chispitas y destellos,
le ponéis velas y viento
y sazonadlo con sal.
A los que amáis lo bello
y no lo podéis mirar
con órganos que retratan,
pero sabéis admirar, ver, sentir,
imaginar con vista más perceptible;
con vosotros, yo quisiera compartir
– si soy capaz de expresarlo –
¡los colores de la mar!
Mundos distintos
Mostrar/OcultarEscucharBolero cantado por Luzmila Mercerón
No podemos coincidir;
pisamos mundos distintos.
Yo navego por el mar,
tú cabalgas sobre el viento.
No podemos coincidir;
nos perdimos en el tiempo.
Yo capeo el temporal,
tú cruzas el firmamento.
No podemos coincidir;
ni siquiera con un beso.
Tú te atreves a besar,
yo persisto en el recuerdo.
No podemos coincidir;
la mar nunca besa al cielo,
pero se llena de él
cuando llueven los: te quiero.
No podemos coincidir;
somos la razón de un sueño.
Si no quieres compartir,
no le llames sentimiento.
No podemos coincidir;
somos alma de un bolero.
Cuando tú me dices ven,
yo todavía lo pienso.
No podemos coincidir;
ni siquiera con un beso.
Tú te atreves a besar,
yo persisto en el recuerdo.
No podemos coincidir;
la mar nunca besa al cielo,
pero se llena de él,
cuando llueven los: te quiero
No podemos coincidir;
ni siquiera con un beso.
Tú te atreves a besar,
yo persisto en el recuerdo.
En el recuerdo.
Pinceladas
Para Carlos
Un cuadro de mar, una marina,
una pintura mojada sobre una tela de sal,
un paisaje de la mar:
olas y espuma batiendo sobre la arena y las rocas;
al fondo, en el horizonte, una barca navegando,
batida por un garbino que no cesa de soplar.
La voluntad de un artista que quiso pintar la mar.
Colores verde botella y verde profundidad.
Media docena de azules:
azul de cielo, horizonte, azul de ave y de vals,
azul marino y turquesa, azul de azules de mar.
Una blanca vela al viento y un viento de blanca paz
sobre aparejo escarlata;
hinchada la vela está, preñada de aire y fuerza,
rutas y estelas del mar.
Ocres colores tierra para la arena y las rocas
que, eternas, seguirán besando el mar.
Imaginación de artista: pinceles, tela, acuarelas
enamoradas del mar.
Proa al viento
A los pequeños navegantes
El viento quería hablar
y darme noticias tuyas
allá, en mitad de la mar.
¡Proa al viento!
¡Proa al viento!
Virad el rumbo del barco,
qué mi amor se quedó en tierra,
allí dónde sopla el viento
y hace espumas de sal.
¡Proa al viento!
¡Proa al viento!
Qué mi mascarón sonríe
al poner rumbo a la playa,
mientras corta en dos la mar.
¡Proa al viento!
¡Proa al viento!
Soy capitán de mi barco.
Soy el actor de mis sueños.
¡Proa al viento! A navegar.
El corredor de las flores
Para Carmen
Tengo en el templo de Esculapio
recuperándose a una amiga.
Está en el corredor de los infantes,
allí donde la mar sólo es paisaje,
allá donde el amor se torna carne.
Se cura de la herida de la vida
sin perder la sonrisa… ni el talante.
Le han esquilado –era necesario-
los rizos que ella más preciaba.
Para poder hurgar en sus hechizos
aquellos que, por curar, viven su vida.
Bajo la tibia luz de su descanso
le pregunté si algo deseaba,
y ella, sonrisa blanca,
me pidió que levantará su almohada.
Y al oído, en susurro amante,
para las flores que le dio otro amigo
solicitó un búcaro: “Se van a morir si no las salvo.”
El recipiente de aguas mansas y tranquilas
guardó el secreto del jardín lejano.
Y las flores aliviadas suspiraron
adivinando la pronta primavera.
Tengo una amiga en el templo de Esculapio
que anda salvando flores mientras sana.
Asfalto
En homenaje a Rafael Alberti
Ciudad de asfalto, cemento y muro;
de calles que no conducen a las veredas soñadas.,
de artificiales colinas, de ladrillos, de rutina.
No sé por qué estoy aquí
si a mí me gusta la playa
si yo quiero ver el mar,
estar entre arena y agua.
¡Dejadme que vaya al mar,
a pasear con mi alma!
El galeón hundido
Para Ana Cris, pirata en tierra adentro
Allá donde el Mediterráneo se refresca
en las corrientes vivas del Golfo de León.
Allí, frente a una costa agreste y hermosa,
herida por el tiempo y por la gente, pero todavía viva
está el galeón hundido.
Lo cuentan los viejos pescadores,
lo escucharon de sus ancestros;
la historia se repite y se trasmite
de generación en generación,
a la luz de la lumbre en los días de feroz tramontana:
“Frente a esta costa, en un profundo banco de arena
duerme el Galeón… y sus tesoros.”
Tenía nombre de santo, una fuerte quilla,
cuatro puentes y tres mástiles.
Correo de las Indias
en guerra por el Imperio
donde no se ponía el sol.
Isla flotante rodeada de cañones y de corsarios.
Roble de Soria, pino mediterráneo
almas castellanas y dineros de Aragón.
¡Y a la mar a por tesoros!
¡A por el inglés!
¡A por esclavos de África y a por el oro de las Indias!
Y sangre en los puentes
y en cubierta, plasma de batallas.
Sangre india en cofres de plata,
sangre de ébano en las bodegas, ¡sangre!
No es de extrañar que con el peso del oro,
de los cañones y de las culpas,
se fuera el galeón al fondo.
No es de extrañar que en su caída
se llevara sus mástiles, su casco de roble,
sus cuadernas de pino y su nombre de santo,
todos sin culpa.
Dicen y afirman que muchos
han tratado de hallar al galeón y a su tesoro
sin suerte.
Mientras, allá en el fondo
las algas crecen indecentes
sobre el oro que hace felices a los hombres.
Oro que costó vidas,
oro para reyes indignos y personajes indignos,
oro para iglesias con voto de pobreza,
oro para comprar almas y cuerpos,
oro para el rey de oros.
Indiferente, la mar, lo guarda sin asombro.
Hacia el mar
Para Cristina y Paco
El airado torrente
la fuente clara,
el momento fugaz
de una mirada,
llenan de agua el río,
de fuego el alma.
Descienden las aguas intranquilas
cabalgando sensuales sobre el río.
Corren las caricias y los besos
deslizando y despertando los sentidos.
Son naves misteriosas y embrujadas
que navegan hacia el mar,
hacia el destino.
Nacidos para el amor
los cuerpos que al vibrar son como velas,
al impulso del viento se estremecen
y van hacia la mar, a la marea.
Cierro los ojos para ver lo invisible,
para sentir el beso que me quema,
y envidio al agua porque besa
al llegar a la mar la playa entera.
Hacia la mar bajamos victoriosos,
como los ríos cantamos al paisaje,
felices buscamos los recodos
hacia la mar, sobrados de equipaje.
No quedará arena sin tus huellas,
cual fina lluvia lo mojaremos todo,
invadiremos el mar con tu belleza
y compartiremos con él la vida eterna.
Y todos juntos, caminos y riberas,
manantiales, abrazos y deseos,
como en un diluvio pleno de poemas,
iremos hacia el mar buscando besos.
Al llegar a la mar
-¡Oh dulce arribo!-
Atracaremos juntos los navíos,
replegaremos velas a los vientos
y echaremos el ancla del destino.
Y por siempre -sí, por siempre-,
plenos nuestros cuerpos del fluido
que ha tomado la forma de las almas,
navegaremos por un mar de madrugadas.
De torrentes voraces
de lluvia fresca
de momentos felices
de primaveras:
La fuente se ilumina,
el alma sueña.
Consejos
A quien los precise
No apagues la luz
sin indagar por qué la han encendido.
No levantes muros
sin saber quién queda a cada lado.
No recorras el camino
si no te gusta el paisaje.
No asciendas a la cumbre
si en el valle está lo que amas.
No desciendas al abismo
sin conocer su sima más profunda.
No le llames sentimiento
si no vas a compartirlo.
No des la espalda a la vida
sin haberla aún vivido.
¡No lo hagas!
Cuando mi barca llegue
En memoria de Julio y Carlos
Cuando mi barca llegue a su Occidente
si no he sido barrido por el rayo
o mis células fagocitadas por sus hermanas locas
quisiera compartir mi gastado equipaje.
Quiero que mis pupilas vean, en otros ojos
otros amaneceres, otros remansos.
Que la luz, a otra vista negada, invada e inunde de miradas otros horizontes y
otros mares.
Deseo que mi corazón se bata en otro pecho amigo
y se diga sorprendido: “Eso, ya antes lo he vivido.”
Y que vuelva a latir y a sentir por duplicado,
envuelto en celofán de otros deseos,
y pueda volver a amar y a ser amado.
Y después de compartir lo que precisen, el resto:
piel, huesos, músculo y carne
junto al laberinto del cerebro
– mezcla de sentidos y recuerdos
plagado de preguntas y respuestas -;
todo, que lo conviertan en nívea ceniza y arrojadla a la mar,
que, cual velero, navegará de azul… eternamente.
Pero si antes, por azar o por destino,
la mar celosa para sí reclamara a su amigo fiel y enamorado
quiero que sepas que a la mar he descendido
y me llevo conmigo el equipaje.
Mis pupilas contemplaran en su acuario
un corazón retenido por una mar solícita y amante.
La monda y pulida calavera será refugio de peces y corales.
Cederé mi cuerpo a las estrellas
que se bañan alegres
las noches de verano.
Y mis vísceras serán el alimento
del lugar donde el ciclo de la vida dio comienzo.
Mas, nadie se va mientras le piense alguien.
Cuando lo precises, regresaré desde la mar,
ya transformado en espuma
a golpear las puertas de tu playa.
Volveremos a leer estos poemas,
aunque sólo tu voz hable por ambos.
Y al pasear de nuevo por la playa
verás mi nombre, por invisible dedo dibujado,
allí en la arena,
justo en el lugar en que nos amamos.
Mi sonrisa será esa marea
en la que te bañas las noches de verano
y tan sólo con desearlo,
estaremos juntos, aunque ya no esté a tu lado.
Cuando mi barca llegue a su Occidente,
navegaré por el azul
eternamente.
Cuando duermen los poemas
Para Mercedes y su curso del 2004
Quedó allí, sobre la mesa,
la poesía dormida,
y dormidos los recuerdos
en viejas estanterías.
Escucho aún las pisadas
y los ecos de tu huida.
¡Cuánto duelen los silencios
desde las bocas vacías!
¡Cuánta sed hay en los besos
que se pierden cuándo faltas,
cuándo lloras, cuándo marchas!
Traté de besar recuerdos
mas no sabían a nada.
Soñé que al gritar tu ausencia
me robaban las palabras,
dejé de sembrar caricias
en tu olvidada almohada.
Quedó allí, sobre la mesa,
mi poesía dormida;
mañana, si tú regresas,
le devolverás la vida.
Ciencia exacta
Para Macu, la amiga que todos deseamos tener
Buscad el volumen exacto del alma.
Hallad el peso de un sentimiento.
Calculad la vida que prolonga un beso.
¿En qué punto concreto
se cruzarán la abscisa
y la ordenada
del amor y el tiempo?
Recordad que un día,
en el concierto de las derivadas
que os dio la vida,
hallaréis el punto crítico
de vuestros sentimientos.
A ciencia exacta y conciencia cierta,
no busquéis ecuaciones para decir ¡te quiero!
Elevad la raíz de porvenir que os queda.
Decidme el valor de aquel primer beso.
Restadle importancia al tiempo perdido,
que sólo es exacto el tiempo vivido.
Mirad las olas
A mi hermana
Mirad las olas.
Un mar extendido a los recuerdos
es el mejor de los consuelos
cuando la felicidad se va de nuestro lado.
El ir y venir de las ondas nos muestra
los continuos vaivenes de la fortuna,
del amor, de la vida misma.
Es preciso leer en el flujo y reflujo
es vital entenderlos, comprenderlos.
No como un oráculo irrefutable
sí, como conocimiento esencial:
dormir no es morir,
penar no es desesperar,
llorar no es estar triste,
mojar no es inundar…
no siempre.
Contemplad las olas,
observad su ondeo imperturbable .
Un sereno mar abierto a nuestros ojos
es emotivo, deslumbrante,
hace volar la imaginación y la esperanza;
nos trasmite vida, nos trae la calma.
Lejos
Para mis sobrinas
Lejos
Te has ido lejos
no a una distancia kilométrica,
pero lejos.
Ni siguiera a otra galaxia
y, sin embargo, ¡tan lejos!
Crece un espacio tan grande
que caben los sentimientos,
la ausencia y las nostalgias.
Y el tiempo.
Lejos, ¡tan lejos!
que grito tu nombre y lo escucho dentro,
y aunque parezca que pueda alcanzarte
sólo con alaaargar mis sueños,
sé que, tú, seguirás lejos.
¡Ay! ¡Tan lejos!
La pregunta
Para Ana
El tiempo nos había visto pasear juntos
y abrir muchas ventanas a la vida.
¡Multitud de estelas comunes
pintadas en un mismo mar!
Sólo nos quedaba andar el camino de vuelta.
Le pregunté: ¿Has sido feliz?
Y hubo un silencio espeso,
un silencio cuajado de momentos,
el peor de los silencios.
Ya solo, lloré amargamente
como sólo pueden llorar los perdedores.
y los poetas.
El faro
A Jacinto, otra ola en tierra adentro
¡Arriba, arriba!
Como una señal que indica al cielo,
como una torre de ajedrez de costa.
Faro del Mediterráneo: haz de luz que a la negrura barre,
esperanza en la bruma, linterna en la distancia.
Es el ámbar de luz,
el destello esperado cuando se busca la costa,
cuando se desea el regreso,
cuando la habilidad no basta y hay que amarrarse a la esperanza.
El faro viste la escollera.
Vigilante sobre el lecho de Ran, siempre en guardia
siempre despierto.
En su soledad de asceta gira y gira,
juega con las estrellas,
compite con la luna a darle color al mar,
en romper la noche oscura.
De Alejandría a Rodas, del Cap de Creus a Finisterre
destellos de luz siempre atentos.
Cuántas veces precisaríamos, tierra adentro,
en la tempestad de las grandes ciudades,
una luz clara que nos orientara, que nos advirtiera.
Y así, nuestra barca regresaría a la playa segura
desde el brutal océano de cemento y ambiciones.
¡Arriba, arriba, que todavía hay luz!
Pacto entre dos
Para Maripi y Javier
Hagamos un pacto:
te propongo, juntos vivir el momento
y olvidar que un día soñamos envejecer en brazos de otros.
Firmemos un pacto:
un pacto sin tinta, ni documentos
un pacto y acuerdo para andar juntos
mientras dura el mundo
o sólo hasta que pienses que tú andas más deprisa,
o quizá hasta que alguno se quede en la orilla
mientras el otro imagina nuevos horizontes.
Hagamos un trato:
yo cierro los ojos mientras tú me besas;
si cuando los abra sigues a mi lado,
será que deseas compartir más besos.
¿Cerramos el trato?
Contradicciones
A tantos amores con contradicciones
Es una contradicción el que yo te quiera
y que al mismo tiempo verte no quisiera.
Medito y medito la sutil frontera
entre no perderte y mantenerte fuera
de mis sentimientos, de mis «ventoleras».
Pero no consigo hallar la manera
de buscar la justa relación de fuerzas
para mantener este fuego ardiente,
pero no quemarme en tan ardua empresa.
Es una contradicción el que yo te quiera
y que al mismo tiempo no luche de veras.
No sé
Para Yolanda, voz entre las voces
No sé si esta noche es así de bella
o si tú la has vuelto bella al compartirla.
Me acojo en tus brazos que son el anuncio
de que la ternura reside entre sus fronteras
y río los besos, los gestos y huellas
que deja mi fuego prendido en tu hoguera:
la noche está bella.
Navego en tu vientre
bajo la patente de una sola bandera,
la que ondea al viento
con las olas cálidas de los sentimientos y la libertad:
la noche es libre.
Y entre suspiros nuevos de caricias viejas
no pregunto nada, mientras vuelo el vuelo
del espacio abierto que me da tu cama
¡Queda tanto cielo aún por explorar!
Dime, amor, si esta noche
es bella por bella
o porque es de los dos.
Noche libre y bella para compartir.
Fantasías naturales
Para Yolanda, voz entre las voces
No sé si esta noche es así de bella
o si tú la has vuelto bella al compartirla.
Me acojo en tus brazos que son el anuncio
de que la ternura reside entre sus fronteras
y río los besos, los gestos y huellas
que deja mi fuego prendido en tu hoguera:
la noche está bella.
Navego en tu vientre
bajo la patente de una sola bandera,
la que ondea al viento
con las olas cálidas de los sentimientos y la libertad:
la noche es libre.
Y entre suspiros nuevos de caricias viejas
no pregunto nada, mientras vuelo el vuelo
del espacio abierto que me da tu cama
¡Queda tanto cielo aún por explorar!
Dime, amor, si esta noche
es bella por bella
o porque es de los dos.
Noche libre y bella para compartir.
Tu agenda
Para Isabel
¿Por qué mi nombre
no estaba en tu agenda?
Si tu agenda es vida
que en el tiempo espera.
Estas páginas blancas, verdes y amarillas
que guardan secretos, besos y citas,
¿por qué no tendrán
mi nombre en sus líneas?
Será que este año no estoy en tu lista.
Apenas
Para Joaquín transgresor de la imagen
Apenas si queda algo más que aquella fotografía.
Apenas el recuerdo de un flash rompiendo la penumbra.
Encogiste los muslos contra tus senos,
y tus piernas, recogidas y cerradas,
escamotearon la gloria al ojo del objetivo:
Avant d´arriver au Paradis
nous devons gagner le Ciel.
Ladeaste el rostro sobre la izquierda,
el lado mágico donde el corazón se inclina,
y tu pelo cayó como la bruma
sobre el cuarto creciente de tu rostro.
Sonreíste.
La lente captó este segundo
tratando de pintar un paisaje eterno.
Del que ahora, dispuesto el tiempo,
sólo perdura un kodak tatuado con tu imagen
y una sombra.
Lo otro, lo nuestro, lo importante
quedó suspendido entre aquel flash y el instante huido.
Apenas un deseo revelado.
Apenas, la revelada imagen de un deseo.
Le temps passe,
le souvenir reste.
Puede referirse a un amor o a este libro de poemas, que quieren irse contigo
Llévame contigo
Llévame contigo al país del sentimiento,
a la patria de todos
al rincón de los espejos.
Llévame contigo
no dudes ni un instante;
sólo con mirarme, hago el equipaje
y lleno las maletas
de semillas de besos.
Llévame contigo al reino de lo nuestro,
a la nación celeste
al jardín de yedra verde.
Llévame pronto contigo,
ni un instante lo dudes;
tengo la mochila llena
de caricias y simientes.
Fin de «Ola en tierra adentro»
Un día dejé mi mar y me fui tierra adentro.
Sin embargo la mar no me olvidó, ni yo a ella
Hoy me ha escrito un mensaje, una misiva de amor:
“Besando las rocas, salpicando el arenal de mi soledad, intuyo tu regreso, sé
que volverás.
Me lo dicen mis olas en su inquieto repicar.”
Homenaje a Goya
En el año 1996 en homenaje por el 250 aniversario del nacimiento del genial Francisco de Goya, la Casa de Aragón en Lleida convoca la tercera edición de su Premio de Poesía Sant Jordi, que gana mi poemario Llums (Luces). Se trata de una recopilación de doce poemas escritos con la luminosidad del Catalán y la claridad del Castellano. En todos ellos, la luz – o la falta de ella – tienen su protagonismo.
La luz nos permite disfrutar de los colores, nos ayuda a percibir sensaciones y, como el amor, ilumina nuestras vidas.
Llum de matinada
La matinada em desperta
com una cançó estimada
moltes vegades sentida
per això mai no oblidada.
Veig gavines enlairar-se
d’ençà el blau cel hi vigilen
el peix que serà el seu àpat.
Somnio davant la mar…
Qui no s’ha sentit sol al món
sobre la platja mullada?
I aquesta sensació
de què la vida comença?
De ser l’últim ésser de l’orbe
o el primer en la renaixença?
Principi i fi es confonen
amb la solitud tremenda
de veure la llum del sol
sortir com ara i com sempre.
La llum de la matinada
duu records de pluja fresca,
olors de terra mullada
y colors de fruita verda.
Esguardo l’oneig de l’aigua.
Ones tranquil.les, en calma,
que amb la claror s’engalanen.
I penso: Si estem aquí
és perquè a la matinada
arriba la llum de l’alba.
La inútil filosofia
de què la terra és dels homes,
fuig amb la llum del dia.
La terra és, per a la vida!
A cau d’orella
A cau d’orella et diré
que no hi crec amb els fanàtics.
A cau d’orella et diré
que ells no hi creuen en nosaltres.
Tenen l’horitzó petit
com tenen petita l’ànima.
Llum de migdia
H i cau un sol de justícia
però de justícia humana
d’aquella que diu: els pobres,
han de patir solellada.
Sol de treball per las dones
i pels homes que treballen.
Ombra per la gent que espera
viure de la suor d’altres.
Llum de migdia
que il.lumina les carenes,
turons,vinyes i rosers
i a tots els dóna la vida.
Sota la llum del migjorn
queda clara la Natura
i clares les intencions
de la gent i les criatures.
Ajuda a conèixer els homes,
perquè no se’ls coneix bé
fins que no tenen la força;
fins que gaudeixen poder.
Llum de migdia per a tots
terra pels camperols,
xarxes pels pescadors
claror pel Poble i cultura.
Hi ha un sol de migdia
que demana per tothom
treball, igualtat, justícia.
La llum de la llibertat!
Viu el moment
Encara no has tastat
el gust que té la vida?
Dons tasta el que té el mar
en qualsevol marinada.
I amb els llavis dibuixa
sobre una pell estimada
poemes sense paraules.
Escolta que diu la pluja!
mentre sens tritllejar l’aigua:
Viu el moment en que estàs
avui és avui no demà.
Petjades
Demà m’ aixecaré per veure
les petjades a la sorra.
Petjades que vaig deixar
al caminar a les fosques.
Petjades que s’endugué
la mar, la pluja i l’aire.
L’esclat de llum em permet
sentir idees i ganes.
Poder deixar les petjades
damunt del paper marcades
que només puguin esborrar
el temps, l’oblit i les flames.
La Dama de’l Alba
Només que ella arribi
la veuré venir…
l’he vist caminar,
pels llocs de l’ombra
on sents molt plorar.
Però encara és d’hora!
-Així hi vull pensar –
Només que ella arribi
la veuré al costat,
vindrà just per l’alba
la estaré esperant
amb la feina feta
i un llibre a les mans.
Només que ella arribi
tot s’haurà acabat
però encara és d’hora
tinc molt que estimar.
Las miradas quedan
Miradas de ida y vuelta,
espacios de luz y tiempo.
Estos ojos tan profundos
que perfilan un misterio,
son los embajadores
de los labios, de los besos.
Miradas de ida y vuelta,
tus ojos se van contigo
pero tu recuerdo queda.
Luz y colores
¡Qué verde era el prado en la ribera!
¡Qué azul era el regalo de tus ojos!
Qué bellas aquellas primaveras,
cuando el color era color,
brillo y luz, sólo belleza.
¡Qué inmenso atardecer rojizo!
¡Qué húmedos aquellos labios rojos!
Qué hermosa fue la vez primera
cuando el amor era amor,
pasión y gozo.
Pero el tiempo cambió a gris intenso
¿De qué color despintamos las promesas?
El olvido fue como el magenta
y el Otoño ocre y violeta.
¿Qué fue de la verde ribera?
De tu mirada azul,
tus rojas fresas.
¿Y qué fue de aquella vez primera?
Cuando el amor era amor,
no sólo siega.
Deseos
Quisiera ser el poeta…
de mi soledad, poeta.
De las velas y los vientos,
de aquella playa secreta.
Quisiera ser el poeta…
de mi corazón, poeta
De esa novia en la ventana,
de esa niña que camina,
de esa pasión que no calla.
De tu juventud y deseo,
de tu vientre y de tus vuelos;
quisiera ser, tú lo sabes
el poeta de tus sueños.
Poco a poco se fue la luz
Donde una vez hubo luz esplendorosa
que iluminaba razones y quimeras
hoy sólo queda un foco caprichoso
que ilumina parte del puzle de la idea.
En tremendo desorden de momentos
de vivencias, amores y experiencias
surge y se apaga el ascua del recuerdo
según dispone el duende del cerebro.
El haz de claridad de hogueras hecho
que la lluvia del tiempo fue inundando
desembocó en el túnel del olvido
entre neuronas muertas y suspiros.
La pobre luz del foco se convierte
hoy en farol, mañana en vela
y poco a poco, en tímida cerilla
que se apagará sin darnos cuenta.
Del Ebro al Mediterráneo
Del Ebro al Mediterráneo fue mi primer concurso literario y sin pretenderlo lo gané. Eso tuvo dos efectos, el primero que me vi con fuerzas para seguir escribiendo; el segundo, que a pesar del “éxito”, todavía me quedaba muchísimo por aprender y en ello estoy.
El Ebro y la mar
El Ebro parte con prisa a encontrarse con la mar.
Se desliza hacia Levante,
va saludando a los sauces,
va atravesando paisajes…
quiere llegar a la mar.
Duermen en pie las choperas
porque en pie morirán
mirando al cielo Almogávar,
soñando con ver la mar.
Las despierta el río, alegre;
cantarina libertad
de agua que va bajando
hasta fundirse en la mar.
Las piedras que el río arrastra,
en su lento erosionar
serán algún día playa,
podrán jugar con la mar.
Yo también tengo añoranzas
de marinas y coral,
le digo al río que espere
que voy con él a la mar.
Pero el Ebro tiene prisa
prisa por besar la mar.
Cambiando de oficio
¡Ay! de los funcionarios metidos a políticos.
Los arribistas metidos a banqueros.
Los políticos metidos a sinvergüenzas.
Los sinvergüenzas metidos a financieros.
¡Ay! del hombre metido a poeta.
Pregunta
Apenas despuntaba el día
preguntó el alba a la mañana:
¿Qué es un ser íntegro?
Desperezóse ella lentamente,
meditando cautelosa la respuesta:
Es alguien que piensa que la lucha
está en despertar cada jornada,
con la conciencia limpia,
la imaginación clara
y el alma lista en la batalla.
Si el mundo se detiene
Si alguna vez el mundo se detiene
a contemplar la estela del viaje.
Las Ítacas perdidas y encontradas,
los dioses que quizá nunca existieron;
héroes, santos y profetas;
líderes, reyes, cobardes y malvados.
Quizá entonces, quizá en aquel instante,
se dé cuenta con estúpida sorpresa,
que se olvidó de algo relevante:
El ser humano era lo importante.
Otros poemas
Además de dulcineas
¡Silencio! Se rueda la vida.
Partieron de sus hogares,
-plano largo del camino –
cruzaron aquellos llanos
infinitos, solitarios,
que pisara el de Quijano.
Dejaron atrás, memoria,
hicieron hueco a la ausencia,
astillas del viejo árbol
y del corazón, un canto.
¡Silencio! Seguimos rodando.
Buscaron en geografías hermanas,
los mapas de la esperanza;
atravesaron los sueños,
se bebieron las distancias
y con más luces que sombras,
filmaron su nueva casa.
– aquí la banda sonora –
Son los hombres de Castilla,
las mujeres de la Mancha.
– primer plano de sus caras –
De una tierra que conserva,
las huellas de los que marchan.
Y es que Castilla- La Mancha,
además de Dulcineas,
Quijotes, Sanchos y Panzas,
-y directores de cine –
tiene gente de tal fuste,
gente de tan hidalga talla,
que el realizador se encumbra
y el poeta se culmina,
en pos de la fresca huella
del errante caballero,
– foto fija de su lanza –
y de las gentes que un día
cruzaron aquellos llanos, infinitos, solitarios,
en el confín de la ausencia,
buscando un cielo más claro.
¡Silencio! Seguimos rodando.
Canço a Lleida
Dejaron atrás, memoria
hicieron hueco a la ausencia
astillas del viejo árbol
y del corazón: un canto.
Y buscaron y buscaron
en geografías hermanas
los mapas de la esperanza.
Atravesaron los sueños,
se bebieron las distancias
y con más luces que sombras
pintaron la nueva casa.
Eran gentes de Aragón
León, Castilla y Galicia
andaluces y extremeñas,
cántabros de altos peñascos;
eran gentes de mil tierras.
Vinieron a por futuro
a vivir y a ser vividos
porque recibieron mucho,
pero trajeron lo suyo.
Y ahora en la Terra Ferma
Hay un centro galleguiño,
La Casa de Extremadura
– como la que cantó Vidal
mientras perdía a Fernanda –
Y casales Castellano-leoneses,
Cántabros y andaluces,
Y dos casas de Aragón,
en Lleida y en Mollerusa,
todas formando una piña
juntas en federación.
Aquí a Lérida, hermanos
– En Lleida como decimos –
Trajeron rosas y cantos
y aquí nacieron sus hijos.
Por cada uno de ellos
tiene Lleida un desafío,
una promesa, un suspiro
una bendición que darles.
¡Que esta tierra se hizo grande
con polvo de mil caminos!
Pequeña sombra
Sé que soy una pequeña sombra,
un soñador de versos,
un cuentero que busca todavía Brigadoon;
el niño que olvidó el flautista,
el hijo bastardo de los poetas nunca muertos.
Sé que ya nunca pasearé con Momo,
que no volveré a jugar con Alicia,
que no seré pirata ni filibustero
– no quise nunca ser banquero -.
que soy demasiado joven para enrolarme en el séptimo de caballería,
y que a pesar de tener la edad de Zipi y Zape
se me quedaron escasos los pantalones cortos.
Sin embargo soy el que yo quise
ciudadano del mundo y de mi patria,
esa que se encuentra en los libros
entre el río del poema y el mar de la prosa;
donde los ladrones del tiempo son proscritos,
y que tiene por bandera fantasía y esperanza.
Soy de la vieja ciudad de páginas encantadas
donde el tiempo sólo es una parte del verso.
Y aunque los astros marquen el paso de las horas
y las arrugas surquen la imagen del espejo,
yo construyo un reloj inverso para detener el tiempo
y un deseo permanente para retener el amor.
Por eso ni crecen ni mueren los poetas;
por eso, eternamente, cantan.
Explicaciones
Le he pedido al cielo que me explique
el porqué de tantas injusticias,
la razón de tantos desamores
y el sentido de tantas soledades.
El cielo, es su costumbre,
no responde a la demanda humana;
anda ocupado extendiendo sus dominios,
allende un universo sin fronteras.
Mas yo insisto.
Le leo las catástrofes de la jornada,
le muestro el desconsuelo de las gentes,
la última invasión americana,
las lágrimas de los que dejan su patria.
El cielo, lo ha tomado por hábito,
juega con el oxigeno y nitrógeno
a pintar de azul sus alboradas
y me mira por encima de las nubes.
Le pido explicaciones a los cielos
y los cielos no atienden a razones;
andan presumiendo de celestes,
cuando sólo son mis celadores.
Poemas cotidianos
Tengo guardados en cajones
un montón de poemas cotidianos.
No hablan de pasiones, pero sí de ternura,
tampoco hablan del mar ¡ya lo he contado!
ni de las flores de un jardín lejano,
ni de sueños, si no más bien de despertares.
Tengo guardados en un archivo,
bajo nombre extraño,
apuntes para versos rotos
¿o son rotos para versos apuntados?,
ideas de descabellado,
palabras sin sentido exacto;
miradas de niños inocentes,
suspiros de obreros sin trabajo,
respuestas de desglobalizado
y preguntas de desencantado.
Tengo guardados, y ahora no se donde,
una Biblia de Marx muy desgastada,
un libro de Brech con cinco razones
para contar la verdad
y como apunte:
la letra de la Internacional ciclostilada.
Y aquellos escritos que, por cotidianos,
no tuvieron todavía su poema.
Se que está ahí, algo olvidados,
sin embargo, todavía los conservo,
junto con el tiempo y la esperanza.
Y una pareja de ases ¡por si acaso!
Amantes de los astros
Soy amante de los astros que nos conmueven,
esos a quienes cantamos los poetas.
De la luna azul,
de Saturno ofreciendo su anillo, enamorado;
de Marte firmando la paz
y del pie cojo de Vulcano.
Y sobre todo:
Del Río de la Luna de Mercer y Mancini
– Y no me digáis que no está en el planetario
que como “la Audrey”, nadie más el cielo se ha ganado -.
Soy amante de esas noches de domingo
de perdida aldea y cielo despejado;
donde las estrellas se cuentan por millones
y el silencio acompaña a los destellos,
que hace mil años andan viajando.
Nada hay más bello y misterioso
que tumbarse boca arriba para hablar con los astros,
a esperar que ellos nos contesten…
Y en la espera – que presumo larga –
escuchar la letra de Johnny Mercer
y la música tibia de Henry Manzini.
Soy amante de astros y canciones,
que hablan de lunas azules y soles desdeñados.
Soy observador de los mares de nubes,
de las estrellas boreales,
del sol de medianoche,
de cometas perdidos
y planetas encontrados.
Soy del río de la luna el mensajero
y el ladrón del corazón de las estrellas
que vienen a la aldea a visitarnos.
Algún día, cuando sólo sea un cuerpo celeste,
al caer la noche, sobre un espacio de pentagramas salpicado,
cantaré el Moon River, feliz, etéreo
y a coro con otros astros soñadores;
los de las luces eternas y perpetuas
los que alumbran y siguen alumbrando,
mientras alguien cante, lea, sueñe
o, simplemente, nos esté recordando.
Dolce fare niente
No me pidas nunca que fabrique tiempo
ni que traicione el momento de pensar.
Ni me obligues a la prisa,
sin decirme – con dulzura – a dónde quieres llegar.
Cuando me ves asomado
a la ventana del mar
o navegando en la cama
enredado en un soñar,
ando en pleno sacrificio,
de pensar e imaginar.
Ese dulce no hacer nada,
que se ríe del estrés,
que burla a todas las prisas,
que ¡jamás! perderá un tren,
es el mejor de los dones
y la razón del saber.
Descansar de lo pasado,
de lo que está aún por llegar,
de los caminos andados
y de lo que nos queda andar.
¡Oh, dolce fare niente!
Cuando no tenga ya nada
de que descansar,
me sentaré en la playa
para sacar conclusiones
de lo que pudo haber sido,
pero que ya no será.
¿Dónde?
¿Dónde están las mañanas de domingo,
de los pantalones cortos y rodillas costreadas?
¿Dónde se fueron los gestos de la infancia?
¿Quién se llevó mi espada de madera?
¿Quién recalificó el patio del colegio?
¿Quién se quedó con la última pelota colgada?
¿Dónde quedó aquella Barcelona
de tranvías jardineras en verano
y de los cines de sesión doble y Nodo.
¿A dónde se llevaron mis cuadernos
de doble raya azul y cuadriculados?
¿Por dónde anda la caligrafía de plumilla del cinco
y el tintero blanco de porcelana?
¿Quién limpió aquella mesa tan manchada?
¿Y quién escribió sobre ella el postrer:
“tonto quien lo lea”?
¿Alguien cepilló sus muescas astilladas?
¿Dónde fueron a parar las galopadas,
los combates de caballeros montados
y el “churro mediamanga y mangoentero”?
¿Quién se cosió los botones
que tantas tardes de gloria me habían dado?
¿Y quién ¡al fin! se bebió la leche en polvo,
del Plan de Ayuda Americano?
Los veinte mandamientos apócrifos
Que no prescriban los delitos contra la humanidad
Que nadie vote al indeseable de la foto
Que no nos cueste ayudar a los otros
Que los niños sueñen y vivan como es debido
Que los jóvenes sientan sin ningún artificio
Que llueva cuando haga falta
Que los que administren sean honrados
Que no se degrade más el medio ambiente
Que los responsables sean responsables
Que la gente llore sólo de risa
Que no existan los malos tratos
Que la libertad sea universal
Que se jubilen los dioses
Que los militares se aburran
Que la mujer ocupe todos los espacios
Que la patria sea lo que uno quiera
Que el hambre sólo sea una leyenda
Que se supriman las fronteras
Que la paz sea globalizada
Que la utopía sea una ciencia.
Resumamos en dos:
Respetemos a los otros, que somos nosotros mismos
y al entorno heredado, para regalarlo a nuestros hijos.
Construyamos un mundo mejor y más honrado,
más libre, tolerante y solidario.
Elegía
En otoño llegó la muerte: feroz y precipitada
y la vida se fue río abajo, ya sin regreso.
Tu calle ha quedado sola, y la pequeña plaza: vacía y desierta
y en mis silencios falta una voz, la tuya.
Renacerá una nueva primavera para sustituir al tenebroso invierno de tu marcha.
Y los que te quisimos regresaremos a tu calle y miraremos, celosos, los
balcones y aceras que te vieron pasear.
Andaremos la pequeña plaza y la llenaremos de rosas y suspiros tiernos.
En el escaparate, frente al que siempre te detenías,
aquel en que los objetos brillaban y sonreían
cuando tus ojos los acariciaban,
faltará, para siempre, una mirada de luz enamorada.
Cuando pasen algunos nuevos otoños,
cuando mueran un centenar de inviernos,
cuando florezcan un montón de primaveras,
seguiré buscando consuelo en los recuerdos.
Hablaré contigo las noches de verano
buscando el frescor de tu palabras
y el eco contestará a mi soliloquio:
¿No ves qué nos falta una voz?
Y yo responderé al infinito:
sí, la suya
Agradecimientos
Gracias a ti por existir.
Gracias al mar por sobrevivir, a pesar de todos.
Gracias a la mañana que abre un nuevo día.
Gracias a la noche que nos acuna.
Gracias a la enseña republicana
– la última ilusión política que nos queda todavía. –
Gracias a los besos,
a los tuyos, porque son los nuestros;
a la música del mundo,
al canto – a mi coro en particular, –
al baile – en el sentido danzante de la palabra, –
al cuentista y al cuentero,
a los libros y a los versos.
Gracias al misterio – leed bien, no digo ministerio. –
Gracias a la razón y a la educación,
que acabarán este siglo con los viejos dioses.
Gracias a los momentos en que los poderosos están dormidos
– podéis cambiar el verbo por otro más celiano, –
al cine y al teatro,
al arte en todas sus facetas y colores,
al primer amor, al último, a los otros y al que no pudo ser,
al camino, a la vereda, a la playa,
a la montaña y al bosque.
¡A tu sonrisa!
Al tiempo, aunque pase tan deprisa.
Gracias.
Del amor y el tiempo
El amor y el tiempo:
dos deseos.
El amor me permite compartir el tiempo,
el tiempo me permite disfrutar del amor.
Y una paradoja:
Cuanto más amor tengo más vuela el tiempo,
cuanto de más tiempo dispongo, más amor quiero.
Por eso exijo amor y por eso, a tiempo.
Construyo un reloj inverso para detener al tiempo
y un deseo permanente para retener amor.
Cuando hay amor encontramos ese tiempo perdido
y transcurre muy deprisa metidos en el amor.
amor y el tiempo.
Siempre es tiempo de amor,
siempre hay un amor a tiempo.
Quiero disponer del que me quede
y quiero que disponga quien me quiere.
Por eso el amor, por eso el tiempo.
os deseos y una paradoja.
¿O son dos paradojas y un solo deseo?
Ingenuidad
Atravieso los días enfrentado a mi asombro.
¿Dónde está la soñada ideología?
¿Quién se llevó las promesas y los gozos?
Atravieso las tormentas de las culpas de otros.
¿Por qué les permitimos tamaños desatinos?
Atravieso montañas de oro mal nacido,
que compra voluntades, promesas y destinos
y escucho las razones de los desaprensivos.
Atravieso el barranco y caigo en el abismo
o vuelven los de siempre o siguen con lo mismo.
¿Por qué el poder nos hiere con halo corrompido?
Ingenuo poeta ¿creíste en un delirio?
¡Levanta de la tierra y grítale a los cielos!
Atraviesa el desierto por los vientos barrido,
busca en los viejos libros, en la razón dormida,
y cuéntale a la gente que no hay nada perdido.
Atraviesa la historia y la filosofía
allí existen razones para seguir sin miedo,
para empezar de nuevo, para partir de cero.
Atraviesa los gestos y las frases vacías
de todos los que buscan seguir en la ignominia,
que juegan con palabras, con puestos, con divisas.
Atraviesa el cerco de fugaces financieros,
banqueros sinvergüenzas, políticos no honestos
y busca entre las brasas que aún nos queda fuego.
¡Ingenuo poeta, cierra el puño y mira!
Que en el fondo de la caja por Pandora hendida
nos resta la esperanza, si no ha sido vendida.
Balcón de luna
En el balcón de la luna,
colgado sobre la mar,
regala un sueño la noche.
Todo duerme, yo me asomo
¡el sueño puede esperar!
Flota una canción de cuna.
Bajo el fulgente mural
se transforma el balcón de luna.
¡Madres que veláis la noche
venid a mi palco a cantar!
Sutiles aromas llegan,
son de albahaca y de rosal;
en el balcón se acomodan
me traen, de la tierra, anhelos
y del cielo el despertar.
Extraña luz de esta noche
que me pretende embrujar,
te presto el balcón de luna
para que veas la mar.
Balcón del cielo en la luna. . .
¡Si yo supiese volar!
Vida por pluma
Cambio hoy vida por pluma.
Transito hacia nuevas formas
tratando de hallar mi estro
y es el alma que se muda,
en pos de nuevos anhelos.
Cambio hoy vida por pluma,
porque en cada línea escrita
dejo más bajo la pluma,
pero menos vida queda.
Escribo sobre el papel, ideas,
historias, cuentos y versos;
para quién quiera leerlos.
Que sólo puedan borrar
el tiempo, el olvido; el fuego.
Cambio hoy vida por pluma.
Escribo entre tierra y cielo,
sobre estelas que quedaron
dibujadas por recuerdos.
Vida por pluma trocando,
pluma por vida ¡sintiendo!
Porque siempre que se escribe
se desgrana un sentimiento.
Hoy cambio por pluma, vida
Cambio hoy, vida, por sueños.
Patético
Quiero mi momento miserable,
mis diez minutos de envidia,
unos instantes de celos
y el rojo soplo de ira.
Reclamo mi derecho a equivocarme,
a defraudar a un amigo,
al deseo incontrolado
y de fallarme a mí mismo.
A sentirme tan humano
como soy y siempre he sido,
como sois vosotros mismos.
Si alguien te pregunta
Si alguien te pregunta de qué está hecho el amor
dile que de un extraño y sensible material,
mezcla de química, fantasía y libertad.
Química de los sentidos, los momentos y la piel;
fórmula madre de fórmulas, piel que busca otra piel.
Imaginación y ganas, ilusión, deseo y fuego;
sueño convertido en sueños, pasión y complicidad.
La búsqueda de una utopía
que por ponerle algún nombre llamamos felicidad.
Tú conmigo, yo contigo, y los dos en libertad;
libertad para estar juntos, mientras queramos estar,
libertad y compromiso de vivir en libertad.
Y si alguien te pregunta ¿cuándo caduca el amor?
contesta que hasta que dure el mutuo caminar.
No pongamos horizonte ni al sueño, ni al despertar
ni limite a la fantasía, caminar es lo esencial.
¡Ay! ese amor verdadero basado en un material
muy sensible, moldeable y fácil de trabajar,
que sin embargo precisa cuidados de cuerpo y alma
que no se pueden dejar para pasado mañana.
La esencia con que se forja se templa día tras día,
beso a beso, cuerpo a cuerpo,
no hay que dejarla escapar,
y recordar que mantenerla, depende siempre,
de ¡saber amar!
Preposiciones de desamor
Te siento todavía, a pesar del tiempo
Te imagino sorprendida ante el solitario espejo
Te presiento bajo la lluvia fina que moja los recuerdos
Te sueño cabe la orilla del mar que fue nuestro
Te recuerdo con la mirada perdida, lejos, lejos.
Te invoqué contra mis propios deseos
Te envolví de esperanzas vanas e inútiles versos
Te reinventé desde mi nostalgia
Te escuché en los silencios ¡tan sonoros!
Te busqué entre las paredes rotas del hogar vacío.
Mas, tú partiste hacia la desolación del imposible regreso.
Me dolieron hasta las miradas y los gestos
Me detuve, loco, para escuchar mis propios latidos, y
Me sorprendí por seguir viviendo.
. . . Según pasan los días y momentos, recojo los pedazos y genero nuevos
sentimientos.
Me recobro sin renunciar ni al pasado, ni a los besos
Me rebelo so pena la gente que no me comprende
Me conjuro sobre el ritual pagano que evoca los amores muertos.
Y te olvido, tras el gozoso regreso del tiempo perdido.
Te busco
Busco en ti:
A la viajera de las noches eternas
A la soñadora del mar de la luna
A la compañera de cada jornada.
Sueño en ti:
Casi cada noche y todas las mañanas
Entre las palabras del mejor poema
El segundo antes de encontrar la calma.
Pienso en ti:
Cuando no estás cerca, aunque estás en mi alma
Cuando anochece y no estás en casa
Cuando hay tormenta y no llevas paraguas.
Me pierdo en ti:
Con cada velo que cae de tu cuerpo
En la sutil mirada que invita al deseo
En el jardín secreto que esconde tu cara.
Amo en ti:
Todo lo que eres y a todo lo que cantas
Tu consuelo tierno cuando algo nos falla
El beso en los labios de miel y esperanza.
Vivo en ti:
Compartiendo versos, el pan y el mañana
Al sentir tu cuerpo fundido en el mío
Al ver en tus ojos destellos de amada.
Sin pretender ser sombra, ni fiscal, ni dueño:
Te amo, te vivo, te pienso y te sueño.
Y cada madrugada te busco y me pierdo;
me pierdo en ti, amada.
Sólo en ti me pierdo.
Tiempo era tiempo
¡ En aquellos tiempos todo era pequeño,
ropas y juguetes, caminos y sueños;
todo tan menudo, todo tan pequeño.
Excepto mis padres, dos rostros amables,
muy grandes y tersos, siempre sonriendo.
Llegó un día mi hermana,
yo la contemplaba desde mi atalaya
de corto año y medio.
¡Qué pequeña era! ¡Todo era pequeño!
Recuerdo los días en aquella playa,
su pequeña arena cabía en los juegos
y aquel mar cercano que sólo era nuestro
y mis padres, nuestros; siempre sonriendo.
Luego presentimos que íbamos creciendo,
que íbamos ganando distancias al suelo,
que había otras playas, arenas y puertos.
¡Tenía otra orilla aquel mar tan nuestro!
El tiempo era tiempo.
En aquellos tiempos fuimos descubriendo,
amigos, colegios, canciones y juegos;
todo del tamaño que otorgan los sueños, incluso Karina,
que se quedó a medias entre galgo y podenco.
Recuerdo los parques de otoño e invierno,
un jardín zoológico y un mamut de piedra,
y las manos firmes y tiernas de mis padres,
con nosotros siempre, casi siempre sonriendo.
Que justa medida de amor y de tiempo
caminando juntos por igual sendero,
correr por la playa, que no era tan nuestra,
y ganarle espacios al mundo y al tiempo.
Juntos compartimos leyendas y cuentos,
las cuatro estaciones y el séptimo cielo,
y los cuatro juntos, cinco –con mi perra-,
en el mismo empeño.
¡Cómo mosqueteros bajo una bandera!
El tiempo era tiempo y el espacio, sueño.
En aquellos tiempos ya nada era grande, ya nada pequeño;
el justo tamaño que nos da la vida.
Y por las rendijas de esta vida entraron
intereses nuevos, nuevos sentimientos.
Tenían mis padres en el rostro huellas
y sólo la altura que otorgaba el tiempo.
Mirábamos todos a sitios distintos,
unos hacia el Norte; otros, a sí mismos
y antepusimos pasiones y logros – como es ley de vida-
a un común destino.
¡Qué lejos la playa, qué lejos el cielo!
Una madrugada se durmió mi perra,
lejos de la arena que aún guarda sus huellas,
preguntando al viento ¿dónde están mis dueños?
La misma dulzura en sus ojos bellos, a pesar del tiempo.
Y los mosqueteros nos fuimos despacio,
con rumbos distintos.
El tiempo eran años; el espacio, inmenso.
Una canción al mes
La canción de la espera tiene la letra condensada y nerviosa,
como aquel niño que quiere su juguete;
sin pensar que en enero llegarán los Reyes.
La canción del deseo tiene la letra cadenciosa y volátil,
como la niña que sueña en ser mujer,
sin que por ello, se enciendan sus calendas este febrero.
La canción del amigo tiene la letra alegre y despreocupada,
como el silbido del viento que nos canta un marzo y otro marzo
sin un descanso.
La canción de la novia tiene la letra feliz y enamorada,
como las gotas de lluvia que bautizan la fértil tierra,
en los abriles días de primavera.
La canción del hermano tiene la letra de raíces comunes,
como las flores que alfombran las praderas,
el mes de mayo.
La canción de los mares tiene la letra salada y ondulante,
como los junios, que bañan las verbenas del cambio de solsticio
y sanjuanean.
La canción de la luna tiene la letra muy clara y redonda,
como los besos de julio, y es que ella prefiere – lo saben todos –
la gente que al besar, ama de veras.
La canción de la siesta tiene la letra descansada y delgada,
como los sueños de vacaciones,
que se mecen en agosto en una hamaca.
La canción de las vides tiene la letra transparente y jugosa,
como la uva preñada de dulzor para septiembre;
lista para ser vida en la vendimia.
La canción del otoño tiene la letra grande y nudosa,
como hojas secas que anuncian, por el octubre, muda y cambio
en vida, en árbol y en toda las cosas.
La canción de los hijos tiene la letra delicada y tierna,
como los besos que nos hacen felices y necesarios,
aún sabiendo que en noviembre será “Todos los Santos”.
La canción navideña tiene la letra con guirnaldas y musgo,
como las fiestas que en diciembre llegan…
si “El Corte Inglés” no quiere cambiar las fechas.
Insomnio
No consigo dormir viendo tu fotografía.
¿Cómo poder hacer que te despegues?
Que salgas de ella y que me abraces.
¿Cómo poder lograr éste imposible?
Estoy tratando de que te dimensiones,
que beses mi boca en su volumen.
¿Cómo poder hacer que tomes vida
antes de que la mía entre en delirio?
Espero inútilmente que me hables,
que cantes, te rías o bosteces;
sólo tengo tu sonrisa iluminada,
fijada en el papel eternamente.
Vigilo frente a tu fotografía,
buscando en ella un leve movimiento,
algo que me diga que te veré mañana,
algún signo que me cause alivio.
Tú sonríes desde un lugar lejano,
ajena a mí en un tiempo pasado;
yo sueño que ya me presentías
y espero atento a que alces tu mano.
Sé que es una locura, que sólo es fantasía,
pero me ha parecido que de tus labios
surgía un ¡te quiero! en el retrato.
Y así, tontamente conformado,
con la foto en mi mano y tu sonrisa,
me he quedado dormido en tu regazo.
Para Julio, de toda su coral
Hoy, lloro todas las lágrimas
y canto todos los pesares;
busco al amigo y sólo encuentro espacio,
un espacio lleno de cantares.
Hoy es martes, Julio
Hoy es martes, nos toca ensayo ¿no recuerdas?
hoy es día de notas musicales,
de compartir pentagramas y momentos,
de bromas, de risas y conciertos.
Mas no te oigo.
aunque te sienta, aquí, a mi lado;
¿dónde se fueron tus voces y tus gestos?
¡Maldita muerte que te llevo al coro del silencio despiadado!
Hoy lloramos todos los lamentos
Hoy sufrimos todos los instantes
Hoy gemimos todo el desconsuelo
Hoy sentimos todo el sentimiento.
Quisiéramos volar al firmamento
y contigo cantar el Help por celestiales.
¡Pero basta de dolor, amigo mío!
que hoy es día de ensayos y canciones,
de saber que sigues a mi lado,
con tu voz, tus risas y tus gestos.
Ven conmigo y canta con nosotros,
que hoy es martes, Julio.
¿Te olvidaste?
Amistad
Surgida de la comunión del intelecto,
querida porque es libre en la elección,
sincera compañera compartida,
la amistad es el estado puro de un amor.
Feliz instante de un encuentro
Causalidad de un día de emoción
Risas de un pupitre ya obsoleto
Uniformes, escenarios, cuentos y canción.
Amistado me siento en tu presencia,
siempre es algo triste decirte adiós,
porque en ti algo de mí se queda,
cuando tú te alejas o me marcho yo.
No exige la insistencia de un: ¡te quiero!
aunque no sobra recordárselo.
No caduca ni te compromete,
lo que tú me das, también te lo doy yo.
No se piden exclusivas de cariño,
puedes tener otro o tener cien,
que a aquí me tienes, aunque te comparta,
¡cuantos más seamos, será mucho mejor!
Tampoco entiende de egoísmos,
en eso es diferente a la pasión,
puedo soñar que siempre estoy contigo,
aunque tu piel se enrede en otra piel.
Y alegrarme que alguien te descubra,
te cubra y goce en tu placer.
Distinto de ese amor de enamorado,
que pretende ejercer la posesión,
que acostumbra a imaginar que el ser amado es suyo,
rayando en ello la obsesión.
Amigarte quiero para siempre,
tener un espacio en tu razón
y aunque pasen semanas sin llamarte
ando me necesitas, allí estoy.
Puedo olvidar la fecha, el lugar, incluso la ocasión,
pero nunca el momento compartido
ni el instante mágico en que tope contigo,
y me hiciste un hueco en tu corazón.
Es una vocación contar contigo
Es un deseo verte aparecer
Un instante feliz y un desafío
La amistad es el estado puro de un amor.
En el horizonte de mis palabras
La distancia más larga entre dos cuerpos es la ausencia.
Es un camino tan largo como la nostalgia mía.
Una serpe de humo y ruedas,
la carne con la que se nutre la autopista.
En el horizonte de mi parabrisas,
busco la causa del desasosiego,
el porqué siento el corazón herido;
la razón última de mi desconsuelo.
Rápido acelerar que me conduce
más cerca del mar y al mismo tiempo,
me aleja de ti.
¡Ay amor, de este amor nuestro!
Percibo sangre en el ocaso rojo,
es el sol que se va con desparpajo:
“Ya cumplí por hoy, hasta mañana
si es que el mañana existe, compañero.”
A cada kilómetro que de ti me alejo
y me adentro en el atardecer mediterráneo,
más siento la ausencia, más desespero;
voy a la libertad, encadenado.
¡Ay del corazón cuando está falto!
Te quedas en el centro de la Tierra,
en el inalcanzable espacio de un espacio,
y yo, como velero en Tramontana,
me alejo a ciento veinte de tu entraña.
La distancia se torna en imposible.
– Aunque es posible amar en la distancia –
La mar queda tan cerca, vida mía,
como lejos está tu boca amante.
Mientras recorro el andar de la autopista
pienso en tu última mirada,
aquella expresión de amar amante,
transparente, clara, enamorada.
¿Puede un corazón caber entero
en el instante feliz de una mirada?
Y acelero con rabia, aun sabiendo,
que cada giro de las cuatro ruedas,
me lleva de ti un poco más lejos.
Y es que eres un jardín lleno de flores,
asentado en la tierra, fresco y firme;
lleno de rincones y secretos,
pero, por desgracia, con un dueño.
Y yo soy un marino atormentado,
sin barco, sin velas y sin viento,
que un día se enamoró – no me arrepiento –
de un jardín de rosas, tierra adentro.
Y es tan grande la ausencia que ahora siento,
tanta la sed que sólo apagan besos,
que aunque partí hace apenas tres minutos,
te echo, mi amor, todo de menos.
¡Ay de la razón, frente a tus besos!
Cobles d’anar i tornar
Cobles d’anar i tornar, es un recopilatorio de mi amigo Màrio Sasot que recoge los poemarios de coplas que durante doce años han ganado el Concurso de Cobles Aragoneses en Llengua Catalana que cada año celebra el Consistorio zaragozano en las fiestas del Pilar.
Tuve el honor de participar en dos ocasiones y la fortuna de resultar premiado en ambas. Aquí podéis disfrutar de los poemas y coplas.
Año 1998: Cobles d’anada y tornada
Preguntava un estranger
Què parlava l’Aragó?
preguntava un estranger.
Aragó parla tres llengües
com si fossen tres estels.
Què parlem a l’Aragó?
Aragó parla tres llengües;
l’una la portà la Història;
las altres dues, l’amor.
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Cara d’angel
Jo tenia catorze anys
ella n’havia fet tretze.
Una cara d’àngel,
un ullal rebel.
I aquella mirada
dels adolescents.
Jo tenia catorze i un món per voltar.
N’havia fet tretze, mai l’he oblidat.
Un nus a la llengua
i el cor tremolant.
Em sembla mentida
el temps que ha passat
Enllà lluny d’on surt el sol
Enllà lluny d’un mar molt nostre,
enllà lluny d’on surt el sol,
almogàvers amb un crit,
va arribar el nom d’Aragó.
Pirineus
Serralada de granit
a banda i banda del cel,
valls de neus que a l’Ebre moren
a banda i banda del vent.
Matinada
La matinada em desperta
com una cançó estimada,
els primer rajos de sol
duen olors a terra mullada.
No podem pas coincidir
No podem pas coincidir:
trepitgem mons diferents.
Jo navego per la mar,
tu t’enlaires sobre el vent.
Año 2002: Un mar de cobles
Presumptement
Presumpte el cor juga amb l’ona
presumpte de salnitre i de batecs
i la mar, presumpta vida eterna,
ofereix els seus camins i esteles.
Presumpta llibertat té el poeta
de cantar-li a la seva mar i al seu país
de dir-li a la brisa i al la terra: us estimo
si es que es pot estimar a un vent
o a un desig.
Presumpte el cor juga amb l’ona
presumpte de salnitre i de batecs.
Presumptes mossegades de la vida
que m’arriben de l’oceà dels sentiments
i que passen per els llençols
fins i blancs…
del pentagrama i del cant:
Presumpte el cor juga amb l’ona
presumpte de salnitre i de batecs
Presumpta llibertat té el poeta
de cantar-li al seu riu i al seu país,
de dir-li a les colzades: us estimo,
si és que es pot estimar a un racó
o a un camí.
Presumpte el cor juga amb l’ona
presumpte de salnitre i de batecs.
Presumptament la mar està atrapada
entre parets de costa i litoral
o presumptament la terra està enllaunada
entre mur d’aigües i miralls
Presumpte el cor juga amb l’ona
Presumpte de salnitre i de batecs.
Espurna de llum
Espurna de llum
l’aigua plana i blava.
Un rinxol d’onada
espurnes de plata.
No et quedis per sempre a la vora l’aigua!
Recerca el teu lloc i la teva platja,
deixa les engrunes per les aus que passen,
deixa les engrunes per les aus que passen!
Espurna de llum
l’ancora daurada.
Espurna de llum
la teva mirada…
amb trista recança.
No et quedis per sempre a la vora l’aigua!
Recerca el teu lloc i la teva platja,
deixa les engrunes per les aus que passen,
deixa les engrunes per les aus que passen
Espurna de llum
el poder ser lliures.
Espurnes de plata
un rinxol d’onada!
No et quedis per sempre a la vora l’aigua!
Recerca el teu lloc i la teva platja,
deixa les engrunes per les aus que passen,
deixa les engrunes per les aus que passen.
Què et passa?
Si alguna matinada
veus començar tot de nou,
si n’oblides el record
que et van deixar les besades,
si et commou una flor,
si t’afecta una mirada,
si sents que et batega el cor…
és que estàs enamorada.
Què et passa amor
que et commou la flor
que no pots mirar-me,
que et batega el cor?
Què és estimar?
Què tu em recordis
com el teu amant,
com el teu amic,
com el teu company,
com aquell poeta que et va fer volar…
això, vida meva, això és estimar.
Com el teu amant,
com el teu amic,
com el teu company…
recorda que un dia et vaig fer volar.
Soc aquell poeta que et va fer volar…
i això, vida meva, això és estimar.
Absència
Avui no surt el sol… absència.
Avui no vaig al mar… absència.
Avui te’n vas molt lluny… absència.
Les flors avui es marceixen. . . absència.
… Absències de sol, de mar i de flors
absències de tu… absència.
… Absències de sol, de mar i de flors
absències de tu… absència.
Absències.
Cançó de vespre
Com una rebel.lia, vespreja.
Acompanya al sol una llum vermella:
com una cortina, com una senyera.
El sol es retira.
S’amaga darrera del gran horitzó
i dins la mar entra…
La immensa paleta barreja ela colors
el blau-verd de l’aigua i el roig-blau del cel.
El sol es retira.
S’amaga darrera del gran horitzó
i dins la mar entra…
Diuen que molts vespres hi arriba la mort.
Per a uns ja és capvespre, no hi haurà demà
El sol es retira.
S’amaga darrera del gran horitzó
i dins la mar entra…
Ara el cel s’enrogia com un ésser humà,
buscant una platja on poder descansar.
El sol es retira.
S’amaga darrera del gran horitzó
i dins la mar entra…
Igual que un rebel el sol tornarà
per els camins màgics de la llibertat,
amb banderes roges…
ho voreu demà!