PARA EL AÑO 2020 LA UNIÓN EUROPEA TIENE PREVISTO LIBERALIZAR LA ENERGÍA. SÍ LAS GRANDES ELÉCTRICAS NO LO IMPIDEN, EL AUTOCONSUMO ENERGÉTICO A TRAVÉS DE SISTEMAS ALTERNATIVOS COMO LOS PANELES Y LAS BATERÍAS FOTOVOLTAICAS NO PODRÁ SER RESTRINGIDO NI CASTIGADO CON IMPUESTOS ESPECIALES.
Algunos se resistirán hasta el último minuto; muchos políticos, magnates y mangantes han apostado a favor de las eléctricas – cobrando por ello – y tratando de que el Pueblo siga pagando facturas injustas, puertas giratorias, chanchullos varios y también a costa de su propio medio ambiente.
Muchos países, dentro y fuera de la Unión, se prepararon para este futuro inmediato. Sin embargo, en España, un real decreto de 2014 sobre el autoconsumo eléctrico a través de alternativas a las redes eléctricas, impuso una serie de peajes y gravámenes para impedir que los consumidores pudieran rebajar su factura energética. El llamado impuesto al Sol intentaba impedir que los usuarios tuviesen baterías capaces de acumular la energía sobrante. El decreto final incluía la prohibición expresa de que varios vecinos se asociaran para producir energía y que en ningún caso un generador se pudiera conectar a una red interior de varios usuarios. Se trataba de coartar las libertades y someter a todos a la dictadura de las eléctricas. Para evitar la rebeldía de los consumidores el Gobierno creó un registro de instalaciones de autoconsumo y permitió que las mafias de las eléctricas, es decir compañías y distribuidoras, tuviesen acceso a las instalaciones de autoconsumo. El decreto de marras dificultaba e impedía en la práctica la utilización de baterías tipo Tesla que empezaban a instalarse en Estados Unidos y en otros países. La libertad se vio tan afectada como el bolsillo de los consumidores.
Sin embargo, algunas comunidades autónomas trataron de paliar el disparate con medidas territoriales. Pronto fueron censuradas y boicoteadas por un Gobierno Central, más atento a sus conveniencias que a las de sus ciudadanos. Catalunya siguió apostando por el autoconsumo eléctrico y acudió al Tribunal Constitucional que el 25 de mayo les dio la razón derogando el artículo donde se prohíbe implantar instalaciones de autoconsumo en urbanizaciones y edificios de viviendas de las que se puedan beneficiar varios usuarios. La sentencia pone de relieve que este tipo de instalaciones son un medio para poder implantar el autoconsumo al que obliga la Unión Europea a partir de 2020. El dictamen subraya que no es competencia del Estado inscribir y gestionar el registro de las instalaciones, sino a las comunidades autónomas. Y especifica que la prohibición estatal es inconstitucional. Según la OCU “Queda por fin abierta la posibilidad al autoconsumo eléctrico compartido en edificios de viviendas o urbanizaciones en nuestro país.”
Ahora sólo habrá que superar un montón de trámites burocráticos; las eléctricas y las distribuidoras no lo pondrán fácil. La instalación de paneles para el autoconsumo y la posibilidad de compartir los excedentes y los temas de potencia y de instalación dependerán de normativas reguladoras de cada comunidad autónoma, pero el camino está abierto porque es aberrante que, a menos de tres años de esta obligación comunitaria, el Estado Español siga defendiendo los intereses de las eléctricas por encima del consumidor y que siga beneficiando a las multinacionales.
Ya ven, el día que nos auto abastezcamos será el comienzo para acabar los concursos públicos energéticos, los sueldazos de los expresidentes, las manipulaciones, las tarifas de las eléctricas y los decretos abusivos. Pero para ello tienen que cambiar muchas cosas en el Gobierno o, tal vez, el Gobierno mismo.
MICHAEL HOWARD, LORD BRITÁNICO Y BOCAZAS PARLAMENTARIO, ASEGURÓ QUE LA PRIMERA MINISTRA BRITÁNICA THERESA MAY ESTARÍA DISPUESTA A ENTRAR EN GUERRA POR EL PEÑÓN AL IGUAL QUE HIZO LA «DAMA DE HIERRO» CON LAS ISLAS MALVINAS.
Las declaraciones del Howard, exmiembro del partido conservador en la época de Margaret Thatcher fueron lanzadas el domingo 2 de abril, el mismo día que las fuerzas armadas argentinas iniciaron, hace 35 años, el desembarco previsto en las mal llamadas islas Falkland –Operación Rosario-, lo que conduciría a la llamada Guerra de las Malvinas.
No es de extrañar que el aludido lord, con los problemas que se le vienen encima al gobierno con el brexit, trate de desviar la atención en otras temáticas que unan a la dividida opinión pública británica en la búsqueda de un prestigio internacional cada vez más mermado. O tal vez lo que esconda la amenaza del belicoso ex líder del partido conservador, hijo de un inmigrante rumano de apellido Hecht, es proteger a los monos de Gibraltar. No, no se rían. Los británicos han tenido siempre debilidad por los monos que pueblan los acantilados del peñón.
Cuento en mi novela Pingüinos en París como Churchill, en plena II Guerra Mundial, mientras se luchaba denodadamente en el norte de África contra las tropas del Afrika Korps, mando repoblar el peñón de nuevos ejemplares de macaca sylvanus, es decir de monos de Berbería. Tal extraña orden se basaba en la creencia de que cuándo en Gibraltar se extinga la mona rabona, Inglaterra perderá la colonia. Así es como, los británicos, se preocupan de que los ejemplares de culo pelado y mal genio nunca falten en el territorio.
Desde la guerra de Sucesión Española, los británicos mantienen en el enclave una población de lengua andaluza y cultura británica que prefiere presumir de pasaporte británico que de europeo. Allá ellos. Tampoco nada que objetar a las palabras de la primera ministra Theresa May, asegurando que nunca cederá la soberanía gibraltareña sin el acuerdo de su población, actitud que debería mantener cuando es Escocia la que reclama su salida del Reino Unido. También estoy de acuerdo con las declaraciones de Fabian Picardo, ministro principal de Gibraltar que considera que el ‘brexit’ fortalecerá la unión del peñón con el Reino Unido. Es decir, mantenerse agarrados al imperio, como las paparras o garrapatas a los genitales de los monos.
HACE AHORA POCO MÁS DE UN SIGLO QUE SE ESTRENÓ UNA PELÍCULA NORTEAMERICANA QUE HA PASADO A LOS ANALES DEL CINE. FUE EN 1916 Y ESTABA DIRIGIDA POR DAVID GRIFFITH. EL NOMBRE DEL FILM ERA «INTOLERANCIA» Y ESTABA BASADO EN CUATRO RELATOS DE SINRAZONES DE INTRANSIGENCIA LOCALIZADAS EN DIVERSOS MOMENTOS DE LA HISTORIA. HOY PARECE QUE SE REPITEN CIRCUNSTANCIAS, FOBIAS Y FANATISMOS MÁS PROPIOS DE OTROS TIEMPOS QUE DE LO QUE DEBERÍA SER EN LA ACTUALIDAD.
La película de Griffith nos muestra alternativamente cuatro historias que recrean la matanza de los hugonotes en París en la llamada Noche de San Bartolomé, promovida por Catalina de Médici; la caída y destrucción de Babilonia por el ataque del persa Ciro II el Grande; la muerte de Jesucristo y una huelga de trabajadores contemporánea al momento de film. En cada una de las historias, la intolerancia de unos o de otros demuestra la intransigencia humana refugiada en el fanatismo de las religiones, en el de las ideas o en ambos.
No sabía Griffith, pero lo intuía, que treinta años después la intolerancia de nazis y fascistas llevaría a Europa a inimaginables exterminios y matanzas. Podía decirse que la realidad superó con creces, gracias al fanatismo de unos pocos, las peores obsesiones de toda la historia.
Hoy, en un mundo aparentemente civilizado, dotado de todos los medios para comprender, tolerar e intercambiar pensamientos, filosofías, credos, y razones, prosperan de nuevo – si es que alguna vez bajaron de intensidad – las más indecentes intolerancias. Las ortodoxias, los odios y las obcecaciones campan a sus anchas y aparecen ya sea en la boca de un presidente turco, en la de un candidato de extrema derecha holandés, en la de los fundamentalistas islámicos o en la de obispos católicos; incluso en la de pregoneros de medio pelo que se otorgan el derecho de decidir cual debe de ser la esencia de la familia o de la sexualidad de otros. Todo esto, amigas y amigos lectores, sólo tiene un nombre: intolerancia.
Intolerantes para el pensamiento, las decisiones y las libertades ajenas. Intolerantes hasta el insulto; intolerantes y faltos de piedad para con los demás mientras argumentan ser seguidores de un Dios piadoso, tolerante y comprensivo.
Si existiera el infierno su sectarismo les abriría las puertas de par en par y sudarían más que en una entrevista de la Sexta. Merced a la libertad de expresión que ayer reclamaban en Madrid los de Hazte Oir, les acuso de falsos, retrógrados, mentecatos y fundamentalistas, porque la primera muestra de libertad es dejar ser a cada uno – tenga pene o vulva – lo que quiera ser.