Presentación de Pingüinos en París en Madrid
El próximo 20 de abril, presentaré en la librería Muga de Madrid la novela.
Pingüinos en París, segunda edición
Mi nueva novela Pingüinos en París (Bajo dos tricolores), ya está en su segunda edición. Gracias a todos los lectores. Si no la encontráis en vuestra librería favorita insistid para que os la traigan. Os lo agradecerán.
En todo caso también podéis adquirirla directamente a la editorial http://www.editorialcomuniter.es/narrativa/119-pingueinos-en-paris-bajo-dos-tricolores sin gastos de envío.
Para quienes no sepáis todavía de qué trata la novela podéis entrar en:
Página de la novela
Encontraréis personajes, vídeos, lugares, fotos, música y películas que aparecen el la novela.
Sinopsis
También podréis descubrir o saber más de La Nueve, la famosa compañía de republicanos españoles que liberó París el 24 de agosto de 1944.
LA NUEVE
Roma, ciudad abierta
Roma, ciudad abierta.
Roma había sufrido desde septiembre del 43 hasta su liberación la ocupación alemana. Los alemanes habían llegado como conquistadores y no como aliados. Durante la primera semana de ocupación requisaban a punta de pistola los vehículos en mitad de la calle, aquello podía entenderse como una necesidad militar para controlar la ciudad. No obstante, siguieron el mismo procedimiento para conseguir joyas y dinero de los transeúntes y así como en París habían procurado mantener un orden policial, en Roma se convertían en vulgares atracadores. Se prohibieron los taxis y circular en bicicleta con la excusa de evitar atentados por parte de los partisanos. A menudo, con el pretexto de restricciones energéticas, cortaba la corriente de los transportes públicos con lo que los trolebuses y tranvías dejaban de funcionar durante horas. Solamente había gas durante hora y media al mediodía y 30 minutos por la noche. Tampoco los hogares podían disponer de teléfono bajo la sospecha de espionaje. El invierno del 43-44 había sido frío y mucho más por el corte del gasóleo; los palacetes romanos de techos altos y pisos de mármol se quedaron tan fríos como las chabolas del extrarradio. El toque de queda fue muy estricto y más de un romano perdió la vida desafiándolo. El ya habitual racionamiento se endureció y el mercado negro hizo su agosto en pleno invierno y las requisas practicadas en las redadas de las SS eran de nuevo revendidas a los estraperlistas por oficiales corruptos.
Extracto de Pingüinos en París.
Foto: Mundo Militaria
Sin embargo, Roma no caería en poder de los aliados hasta el 4 de junio. En el ínterin entre marzo y junio, las tropas de ocupación alemanas todavía practicaron sus métodos represivos sobre la población civil. Así es el caso de la masacre Fosas Ardeantinas ocurrido el 24 de marzo en repuesta a un atentado del grupo partisano GAP (Gruppi d’Azione Patriottica) el día 23 de marzo y en el que murieron 28 policías (tres más morirían en días posteriores) y dos civiles italianos. Hitler ordenó a Herbert Kappler, comandante de la Gestapo en Roma que ejecutara a 10 civiles por cada policía muerto. Un total de 335 civiles italianos, redondeando la cifra exigida por el dictador alemán, fueron conducidos a unas minas abandonadas en el extrarradio de Roma y ejecutados.
Memorial de las Fosas. Foto: Universitat Politècinca de Catalunya
Foto e historia de Happler: https://it.wikipedia.org/wiki/Herbert_Kappler
Pese a todo, el mayor temor de los romanos durante la ocupación fue el reclutamiento forzado de hombres de todas las edades a los que deportaban a Alemania o ponían a trabajar en las defensas de la ciudad. Luego estaba la sempiterna persecución a los judíos romanos. En octubre más de mil de ellos fueron deportados a Auschwitz. Los actos de sabotaje eran duramente castigados con detenciones y fusilamientos. En el mes de marzo uno de estos ataques fue salvajemente escarmentado. Hitler ordenó fusilar a diez italianos por cada víctima del atentado.Herbert Kappler, comandante de la Gestapo en Roma, envió al paredón a 335 civiles internos en las cárceles romanas por motivos diversos redondeando la cifra exigida por el perturbado de Berlín. El lugar de tal atrocidad fueron las Fosas Ardeatinas en el extrarradio romano. El Papa, pese a saberlo con anterioridad, calló pávidamente. La ocupación había sido abusiva, ratera, dura y asesina. El resultado fue un feroz aborrecimiento hacia los alemanes por parte de la población urbana. No hubo, como en París, una mínima confraternización; los godos fueron odiados por casi todos los romanos.
Extracto de Pingüinos en París.
[Arriba]LOS SEÑORES DE LA GUERRA
EL PASADO MARTES SE INAUGURÓ EN EL RECINTO DE IFEMA EN MADRID LA VI EDICIÓN DE LA FERIA DE ARMAS HOMSEC, QUE SE CLAUSURÓ EL JUEVES. TREINTA ACTIVISTAS TRATARON DE EVITAR, DE FORMA SIMBÓLICA, EL ACCESO A LA FERIA: VEINTE DE ELLOS FUERON SIDO DETENIDOS, PORQUE NADIE PUEDE DETENER A LOS SEÑORES DE LA GUERRA.
Si hay algún sector industrial al que la crisis no ha alcanzado y cada vez es más potente es el del armamento. La industria bélica mueve miles de millones. Su mayor exponente es la firma estadounidense Lockheed Martin que ingresa anualmente más de 34.000 millones de euros, ella sola quintuplica el presupuesto de las Naciones Unidas para misiones de paz. Pero la multinacional norteamericana afincada en Bethesda en Maryland no es la única, todos los países industrialmente avanzados tienen importantes empresas en el sector, sólo es necesario echar un vistazo a los expositores de HOMSEC 17 de Madrid, más de 60 fabricantes de armas, señores de la guerra y otros tantos de industrias auxiliares, logística y organismos oficiales; unidos todos para nuestra seguridad, nos guste o no.
La venta de armas es un negocio próspero, cierto que tuvo un pequeño bajón de apenas un 2% en el 2012, pero ahora a despegado de nuevo merced a la sangre y a las lágrimas de millones de seres humanos. Según el Instituto Internacional de Investigación de la Paz de Estocolmo, estos últimos años el aumento de volumen de ventas ha sido del 14%. El secretismo, la mentira, la intriga y la traición – incluso a sus propios países – permite que los señores de la guerra asienten cantidades indecentes de instrumentos de matar. Estados Unidos y Rusia facturan entre ellos el 58% del total.
Estados Unidos tiene sus principales clientes en Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Corea de Sur y Turquía. Rusia por su parte exporta principalmente a la India China y Argelia. La propia China con Francia, Alemania, seguidos de Reino Unido y España se llevan también gran parte del botín. Algunas fuentes indican que España ya es el séptimo país en exportaciones de armamento con un 2,6% del total mundial, lo que la sitúa por delante de Israel, Italia o Suecia. Y todos, de una forma u otra, directa o indirectamente suministran al Estado Islámico que en teoría es enemigo de todos.
Cientos de miles de seres humanos sucumben abatidos por las armas de los países “civilizados”. Como siempre, las poblaciones civiles son las más afectadas porque no hay nada mejor para un cobarde armado que enfrentarse a un civil indefenso.
Debería el mundo hacer examen de conciencia y preguntarse en qué nos hemos convertido. Ya no es cinismo ni negocio de unos pocos que facturan cerca de 1,3 billones de dólares anuales, es genocidio. Lo triste es que apelar a la conciencia de los que no la tienen es tan inútil como pedirle a un asesino que no apriete el gatillo.
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INTOLERANCIA
INTOLERANCIA
HACE AHORA POCO MÁS DE UN SIGLO QUE SE ESTRENÓ UNA PELÍCULA NORTEAMERICANA QUE HA PASADO A LOS ANALES DEL CINE. FUE EN 1916 Y ESTABA DIRIGIDA POR DAVID GRIFFITH. EL NOMBRE DEL FILM ERA «INTOLERANCIA» Y ESTABA BASADO EN CUATRO RELATOS DE SINRAZONES DE INTRANSIGENCIA LOCALIZADAS EN DIVERSOS MOMENTOS DE LA HISTORIA. HOY PARECE QUE SE REPITEN CIRCUNSTANCIAS, FOBIAS Y FANATISMOS MÁS PROPIOS DE OTROS TIEMPOS QUE DE LO QUE DEBERÍA SER EN LA ACTUALIDAD.
La película de Griffith nos muestra alternativamente cuatro historias que recrean la matanza de los hugonotes en París en la llamada Noche de San Bartolomé, promovida por Catalina de Médici; la caída y destrucción de Babilonia por el ataque del persa Ciro II el Grande; la muerte de Jesucristo y una huelga de trabajadores contemporánea al momento de film. En cada una de las historias, la intolerancia de unos o de otros demuestra la intransigencia humana refugiada en el fanatismo de las religiones, en el de las ideas o en ambos.
No sabía Griffith, pero lo intuía, que treinta años después la intolerancia de nazis y fascistas llevaría a Europa a inimaginables exterminios y matanzas. Podía decirse que la realidad superó con creces, gracias al fanatismo de unos pocos, las peores obsesiones de toda la historia.
Hoy, en un mundo aparentemente civilizado, dotado de todos los medios para comprender, tolerar e intercambiar pensamientos, filosofías, credos, y razones, prosperan de nuevo – si es que alguna vez bajaron de intensidad – las más indecentes intolerancias. Las ortodoxias, los odios y las obcecaciones campan a sus anchas y aparecen ya sea en la boca de un presidente turco, en la de un candidato de extrema derecha holandés, en la de los fundamentalistas islámicos o en la de obispos católicos; incluso en la de pregoneros de medio pelo que se otorgan el derecho de decidir cual debe de ser la esencia de la familia o de la sexualidad de otros. Todo esto, amigas y amigos lectores, sólo tiene un nombre: intolerancia.
Intolerantes para el pensamiento, las decisiones y las libertades ajenas. Intolerantes hasta el insulto; intolerantes y faltos de piedad para con los demás mientras argumentan ser seguidores de un Dios piadoso, tolerante y comprensivo.
Si existiera el infierno su sectarismo les abriría las puertas de par en par y sudarían más que en una entrevista de la Sexta. Merced a la libertad de expresión que ayer reclamaban en Madrid los de Hazte Oir, les acuso de falsos, retrógrados, mentecatos y fundamentalistas, porque la primera muestra de libertad es dejar ser a cada uno – tenga pene o vulva – lo que quiera ser.
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