En varios momentos de mi novela aparece la figura de un decadente Alfonso XIII.
Huido de España al proclamarse la República y exiliado en Roma
donde entra en contacto – muy íntimo – con una de las protagonistas del libro.
Precisamente hoy, 28 de febrero se cumple el aniversario de su muerte en su exilio romano. Fue el 28 de febrero de 1941.
Cuando la bandera republicana ondeó al viento el 14 de abril de 1931, Alfonso XIII comprendió que su vida iba a cambiar, pero no de una forma radical porque al exilio se llevó su fama y maneras de sátiro, su adicciones y una fortuna que al cambio representarían 48 millones de Euros. Había sido rey desde su nacimiento, aunque hasta su mayoría de edad y coronación, el 17 de mayo de 1902, su madre Cristina de Hasburgo asumió la regencia.
Días después de su marcha salía de España la ya ex reina Victoria Eugenia de Battenberg, hartísima esposa de Alfonso XIII. La República española tuvo la galantería de devolverle a Victoria las llamadas “joyas de pasar de las reinas españolas” que habían quedado en España.
Lo que más recordaría el Pueblo español de la real pareja fue el bombazo de Mateo Morral el día de sus desposorios.
El monarca sólo tuvo dos gestos sobresalientes en su reinado que interesaran al Pueblo, su visita a las Urdes…
y cuando convirtió algunas dependencias del Palacio Real en una oficina de la esperanza para quienes tenían gentes desaparecidas durante la Gran Guerra. La oficina tramitó junto con la Cruz Roja los paraderos y repatriación de cuantos prisioneros, de uno y otro bando, recibían noticias.
Pero si en algo destacó el Borbón fue en la persecución de cuantas mujeres hermosas se le ponían a tiro.
Tanto le gustaban que no dudó en ser guionista y productor de películas pornográficas para su uso y consumo y que los hermanos Baños filmaron para él. “El confesor”, “Consultorio de señoras” y “El ministro” permanecieron ocultas más de setenta años, hasta que aparecieron de forma misteriosa en un convento valenciano. Fueron restauradas por la Generalitat valenciana y se conservan en la Filmoteca de Valencia.
Volviendo a Don Alfonso, el jueves 16 de abril de 1944 se reunió en el hotel Meurice de París con su familia, donde se alojó en una confortable y carísima suite. Alfonso nada más llegar encargó a Quiñones que le comprara media docena de camisas de seda . Días después adquirió un veloz Bugatti y se dedicó a conceder entrevistas y a conocer la noche parisina. Harta de todo la reina Victoria se fue a Inglaterra abandonando marido e hijos. Tuvo que reclamar su dote y los intereses de los años compartidos con Alfonso, además de una pensión alimenticia.
El ex monarca se marchó a Roma y se alojó de continuo en una suite del Gran Hotel, concretamente la número 35, donde vivió los diez años que le quedaban mientras no se encontraba en uno de sus numerosos safarís o persiguiendo amantes y juegos por París o Montecarlo.
El rey, según sus cronistas, falleció el en la suite 35 del Gran Hotel a causa de una afección cardíaca. Sin embargo, el motivo de este fallo coronario fue debido a las numerosa infecciones dentarias, como su dentista Florestán Aguilar, – ya fallecido en aquellas fechas – le había advertido en multitud de ocasiones. Fue enterrado en la iglesia de iglesia de Santa María de Montserrat de los Españole en Roma hasta la repatriación de sus restos a España el 19 de enero de 1980. A su muerte sólo le restaban 18 millones de euros; en diez años había gastado más de 30.
LOS RECIENTES TRABAJOS DE RESTAURACIÓN DE LA ALHAMBRA DE GRANADA HAN PERMITIDO DESCUBRIR LA COLABORACIÓN ENTRE CRISTIANOS Y NAZARÍES ESPAÑOLES Y DESMENTIR ALGUNOS MITOS COMO EL DE QUE LOS MUSULMANES NO REPRESENTABAN EN SUS PINTURAS FIGURAS HUMANAS Y DE ANIMALES.
Muhammad V, sultán nazarí de Granada, no sólo mandó construir el famoso Patio de los Leones, también las salas adyacentes entre la que destaca la Sala de los Reyes, objeto de la restauración apuntada. En ella, y según han ido sacando a la luz los pacientes restauradores, podremos disfrutar a partir del próximo año de una hermosa bóveda central de diez figuras de ilustres musulmanes presididos por el propio Muhammad V.
El sultán nazarí protegió, durante su largo reinado, a los hombres de ciencia y artistas que llegaban pidiendo refugio en su corte. Un ejemplo es el caso de Ibn al-Jatib, médico, historiador y literato árabe de origen yemení, pero nacido en Loja. Muhammad le acogió en Granada donde pudo desarrollar sus conocimientos, que ayudaron a paliar en el sultanato los efectos de la epidemia de peste que azotó a la Península en 1348. También los cristianos tuvieron acogida en Granada durante los reinados de Muhammad, puesto que la autoría de las pinturas de las bóvedas parecen de influencia cristiana. Si algún enemigo feroz tuvo el sultán fue la cristiana Mayram, esposa de su padre Yusuf, que compró voluntades y aliados para colocar a su hijo Ismail II en el trono. Muhammad tuvo que huir de Granada y refugiarse en Fez, capital del imperio benimerí, donde fue acogido por su amigo el emir Abu Salim Ibrahim. Al poco tiempo regresó a la Península y recuperó el reino de Granada.
Ya ven los avatares de Muhammad, que abrió su reino a los que huían, que se convirtió en exiliado, para después recuperar su hogar perdido. Algo que, a través de los siglos, parece no haber cambiado. Las guerras, las traiciones, las religiones y los intereses nos hacen ser a veces exiliados y en otras ocasiones acogidos; depende del soplar de los vientos de guerra o de los manejos de los manipuladores. Nadie puede asegurar que siempre vivirá en su casa y en su patria. Tampoco es creíble que alguien abandone por placer su hogar e inicie el incierto camino del exilio si no es por hambre, por miedo o por necesidad.
Todos somos frutos del mestizaje, incluso Trump, que es hijo de una emigrante escocesa, nacida en la Isla de Lewis y que también sus abuelos paternos fueron emigrantes alemanes. Seguro que alguno de nuestros ancestros pidió y recibió asilo en algún momento del tiempo y es probable que tengan que hacerlo nuestros nietos o nuestros biznietos. Por eso es indecente pensar en la Europa de las murallas y poner vallas, cercas o alambres de espinos a los que piden ser acogidos.
Las gentes que llaman a nuestras puertas con la intención de empezar de nuevo deben contar con nuestra ayuda, pero recíprocamente respetar nuestra cultura y nuestra forma de vida, sin renunciar a la suya, pero integrándose. Volviendo a los misterios que esconde la Alhambra podemos observar más de 10.000 inscripciones que adornan sus paredes. Antes se creía que su contenido eran hermosos poemas o piadosos versículos del Corán. Sin embargo, los epigramas murales relatan las excelencias de las construcciones nazaríes, pero también hazañas y conquistas de sus sultanes. Algunas de ellas, en particular las de las paredes de la sala que llamaron El jardín feliz, hoy conocida como la De las dos hermanas, contenían el lema de la dinastía: “Wa-la galib illa Allah”, que significa “No hay más vencedor que Alá”. Para los acogidos en el palacio nazarí aquella indicación era claro anuncio de que eran bien recibidos, pero conscientes de las condiciones. Hoy, las naciones europeas también tenemos nuestro lema: Leyes, Paz, y Constitución. Acatarlo, sin subterfugios, es síntoma de gratitud.
El día 22 de febrero de 1939 fallecía en Colliure (Francia) Antonio Machado. En mi novela,https://pinguinosenparis.com/ dos de los protagonistas, Nicoletta y Robert Capa lo saludan en el Hotel Majestic de Barcelona. El poeta y algunos de sus familiares están en la ciudad condal huyendo del avance de los franquistas. Vivirán algunos días en el establecimiento hotelero de Paseo de Gracia para trasladarse a el 25 de abril del 38 a Torre Castanyer en el barrio barcelonés de Sant Gervasi.
Hotel Majestic, sala de fumadores, donde Machado conversa con Nicoletta y Robert Capa y Torre Castanyer, a la derecha de la foto tras los pinares.
La última residencia de Machado en España, la casa Castanyer. Foto de Barcelofilia
En Barcelona colaborará, como ya venía haciendo desde 1937, con el periódico La Vanguardia en el que escribirá su último artículo en enero de 1939. El día 22 de enero, ante la inminente entrada de las tropas golpistas, decide partir para exilio… es decir, para la muerte. Agotado y con la salud muy mermada llegará a Pot Bou y se refugiara en Colliure el 28 de enero. Apenas le queda un mes de vida para recordar a Leonor Izquierdo, aquella niña que le robó el corazón en Soria, su efímero pero gran amor. “Adiós, madre” fueron sus dos últimas palabras; en su viejo gabán encontraron un pedazo de papel en el que había garabateado su último verso: “Estos días azules y este sol de la infancia”.
Esculturas de Antonio Machad en Baeza y Leonor Izquierdo en Soria
Tiempos felices. Foto de La Vanguardia
Antonio Machado. Poeta y maestro por excelencia, fue el más joven de la Generación del 98. Republicano y creyente, de su Dios y del género humano. Según Gerardo Diego, “hablaba en verso y vivía en poesía”. No pudo resistir la derrota republicana.
Entierro en Colliure.Foto de La Vanguardia de Barcelona
Poema de Antonio Machado
Caminante, son tus huellas el camino y nada más; Caminante, no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino sino estelas en la mar.
Al parecer la NASA ha descubierto, a 39 millones de años luz, un sistema solar con siete exoplanetas muy similares en tamaño y condiciones a nuestra Tierra. Además, tres de ellos tienen océanos o agua suficiente para desarrollar una forma de vida similar a la nuestra. Por ponerle algún nombre le han bautizado como TRAPPIST-1. Sería genial tener compañía en ese hermoso universo que se extiende sin parar allende unos horizontes sin fin. Lo mejor de la noticia es que está tan lejos que, a menos de viajemos por los agujeros negros, nunca podremos llegar allí. Sabiendo como somos la raza humana: explotadores, codiciosos y dados a esclavizar y abusar de todo bicho viviente, la lejanía de TRAPPIST-1, puede ser una garantía… para ellos.
UNO TIENE LA TENTACIÓN DE PENSAR QUE VIVE EN UN PAÍS DE CORRUPTOS, DE MISERABLES OPORTUNISTAS, DE POLÍTICOS MEDIOCRES; BAJO UNA MONARQUÍA CON UN PASADO DESPÓTICO Y RUIN, RESTAURADA POR UN RÉGIMEN GOLPISTA; SOMETIDOS A UNA JUSTICIA TITUBEANTE Y LENTA. UN PAÍS DE MUJERES ENAMORADAS, OBEDIENTES A LAS DECISIONES DE SUS MARIDOS; TODO BAJO UNA HACIENDA PÚBLICA QUE MIDE POR BAREMOS DISTINTOS A LOS CIUDADANO SEGÚN APELLIDO Y ESTATUS SOCIAL.
Luego, los portavoces oficiales, el gobierno, los fiscales, los abogados, los jueces, las gentes de buena fe, la prudencia, la amenaza y el entorno nos convencen de lo contrario. ¿Qué ganamos?, se pregunta el Pueblo, encarcelando a un mozo tan apuesto como Urdangarín. ¿Cómo somos tan insensibles que no llegamos a comprender a una mujer enamorada?, máxime si ésta ha sido exonerada de cualquier cargo, salvo de no contarle a la Hacienda pública que tuvo unos ingresos extras que gastó en cuatro tonterías y en clases de baile. Como dice su abogado el señor Molins: “Ha habido un trato de perjuicio, sobre la infanta”, pobre. También la mujer de Bárcenas ha utilizado lo de: “Yo firmo lo que me dice mi marido, confío en él”. Mujeres enamoradas, al fin y al cabo. ¿Qué mejor?, se preguntan las gentes, que una monarquía sin ventajas prácticas, pero que ha sido capaz en cuarenta años de amasar, peseta a peseta, euro a euro, tacita a tacita, una enorme fortuna y además le ha sobrado tiempo para la caza mayor y la montería galana.
Ante mis dudas, mis tentaciones y las razones de la mayoría, tengo que admitir que tal vez sea un exagerado, un rebelde, un intolerante. Sin embargo, debo confesar que considero injusto que la esposa de un ladronzuelo de supermercados sea acusada de cómplice por comer parte de lo robado, porque ella también sabe estar enamorada; que un delincuente común entre de cabeza en prisión, mientras otros lo hacen por diferido en módulos y regímenes especiales; que Hacienda no seamos todos y que fiscales y magistrados cambien de opinión siempre favoreciendo a los mismos. Y sobre todo, que a la República elegida por muchos y mancillada por unos pocos, nunca se le devolviese la dignidad perdida ni se preguntara al Pueblo la conveniencia de su restauración.
En el fondo, cual diablillo que soy, me gustaría que Urdangarín no ingresara en prisión y se fugara; que Bárcernas volviera al PP y fuera elegido secretario general; que a la infanta la hicieran directora general de una importante entidad bancaria y que alguien fuese capaz de contar las ventajas de una monarquía obsoleta.
Ya ven, me pueden más mis tentaciones que la templanza de la complaciente mayoría. No tengo remedio.